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Lo único que he...
Pensaste que podías llamarme bestia desde el otro lado de la cantina. Si lo hubieras susurrado, hubieras pensado que no lo oiría. Pensaste que la distancia te daría un comienzo de carrera. Y ahora estás a mis pies, pequeño tonto borracho carnie. Por eso es que pierdes en las mesas de dados, y por eso regresas a perder otra vez: Sólo eres bueno desde un rango.
Pero ahora mi hacha te ha llegado cerca, entonces mientras estás a mis pies aferrándote a esa desagradable magulladura, ¿por qué no me insultas otra vez? Ah, bien, bien. Hay algo de coraje en ti. Puedo respetar a un hombre que escupe en la cara de una bestia.
Quizás, aunque, deberías pensar en lo que consideras bestial. Cierto, mi especie vive en las copas de los árboles y en cuevas de las montañas. Los patrones en nuestro pelaje nos ocultan en las vides, maleza y espinas. Criaturas más débiles nos alimentan. Pero ustedes pican nuestras montañas con sus minas, sacan el cristal y el oro, luego se pelean por los bienes mientras las montañas se desmoronan. Las avalanchas sacan a las bestias, como ustedes nos llaman, cada vez más cerca. ¿Cuál camino es verdaderamente menos civilizado?
Shh, deja de temblar pequeño carnie. Este no es el fin. Todavía hay un trofeo que aclamar.
Levántate del suelo, cobarde hoja temblorosa, y tengamos un juego de dados para probar que podemos jugar limpio. Puedes tener todo mi oro si ganas. Pero si tu pierdes, me llevo el brazo de ese lado. Oh, ¿es especial para ti, pequeño Ringo? Entonces será mejor que no pierdas.
Y será mejor que no hagas trampa. Puedo oler cada movimiento.
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