Capítulo 8

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— ¿No están tus padres, Jennie?

La voz de Cathy sonaba rota, distante, y para Jennie, escuchar a su amiga así era como si le clavasen cuchillos en el pecho, ¿por qué tuvo que entretenerse con Levi hablando? ¿Para qué? Ni siquiera Mark valía la pena en ese momento, tenía que haberse quedado con su amiga, cuidándola toda la noche. Haber ido a esa fiesta era un error, tendrían que haberse quedado en casa, como todos los viernes, viendo películas románticas y comiendo palomitas. Así se hubieran evitado aquel desastre.

—Tranquila, mi padre tenía hoy visita con el médico y mi madre lo iba a llevar. Posiblemente estén todo el día fuera.

—Lo siento, justo cuando tu padre está así, tienes que cuidar también de mí. Sólo te estoy metiendo en problemas.

Jennie negó con la cabeza, su amiga valía la pena, nunca sería una molestia.

—No seas tonta, eres mi mejor amiga. ¿Quién va a cuidar de ti si no soy yo? — Cogió a la chica de la mano y la llevó directamente hasta su habitación, donde le tendió un pijama limpio, ropa interior y una toalla. — Ve a la ducha, te hará sentir mejor.

Cathy no protestó ni se negó, en ese momento se sentía como una niña pequeña, débil y triste, y que Jennie estuviera ahí para ella y la cuidara le hacía sentir algo mejor. Así que obedeció, cogió las cosas y se metió en el baño a intentar relajarse.

Y en ese momento, aprovechando que su amiga se había ido, Jennie se derrumbó. Ya no tenía que fingir para hacerla sentir bien, ya no tenía que aparentar para nadie, la noche también había sido horrible para ella, también la había sobrepasado, se sentía horrible. El acercamiento con Levi, tener que enfrentarse a Luna de nuevo, el tema de Josh y Cathy, su amiga en ese estado... Era más de lo que su propia mente podía soportar y una vez más, se tenía que hacer la fuerte. Siempre se tenía que hacer la fuerte, la que nada le afectaba, había estado toda su vida enfrentándose a sus problemas así y se sentía horrible. También quería largarse a llorar, también quería ser infantil, tirarse a la cama y no salir de ella en días, pero una vez más, tenía que ser fuerte, esta vez por su mejor amiga.

Se tiró a la cama mientras escuchaba el agua cayendo de la ducha en la habitación contigua, estaba tan cansada, le pesaban los ojos, le ardía la garganta, la cabeza la iba a matar. Bajó los párpados para intentar descansar aunque fuesen unos minutos cuando el sonido de su teléfono irrumpió en la habitación, avisándole de la entrada de un nuevo mensaje. Y lo ignoró, no iba a estar para nadie en ese momento, iba a dedicárselo a ella misma, a dormir lo que pudiese. Pero otro mensaje llegó, y después otro.

Con fastidio cogió el móvil, mirando que le habían llegado exactamente tres nuevos mensajes, ¿quién la estaba molestando? ¿Sería Levi? Quizás era él, quizás se había preocupado por lo que había pasado, se le veía horriblemente enfadado con Josh y preocupado por su amiga, a lo mejor quería saber cómo se encontraban.

Pero cierto, Levi no tenía su número. Además... le había dicho cosas horribles, había sido bastante cruel con él, producto del enfado de la situación y producto de que Luna, una vez más, la había sacado de sus casillas. Dudaba que después de eso, Levi fuese a preocuparse de nuevo con ella, o al menos, esos mensajes no iban a ser suyos.

Pero siempre le quedaba la esperanza.


"Tres mensajes nuevos de Mark."


Oh claro, Mark. Mark había sido tan bueno con ellas, se había preocupado tanto y se había incluso disculpado en nombre de su amigo cuando no había sido su culpa, cuando él sólo había hecho cosas buenas por Cathy y por ella, incluso las había acompañado a casa para evitar que tuvieran que volverse andando. Mark siempre era tan bueno aún cuando el tema no tenía que ver con él... Por eso le gustaba, justo por eso. Mark no era Levi.

Ese estúpido prepotenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora