Capítulo 22

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—¿Estás segura de que quieres venir aquí? Puedo llevarte a cualquier parte, donde tú estés más cómoda.

—Mark, estoy bien. Ya me lo has repetido mil veces. — Susurró Jennie mientras se sentaba en una de las butacas del salón de actos del instituto junto al chico, suspirando.

—Es que Levi puede venir aquí, ya sabes, la actuación...

Sí, esa actuación de baile en la que Jennie iba a bailar para sustituir al pelirrojo del demonio pero lo acabó dejando tirado. De hecho, hacía bastantes días que no se veían. Incluso lo prefería. Cruzarse a Levi estando tan sensible con todo lo que había pasado era lo que menos deseaba. Además, había empezado a salir con Mark, así que en ese momento solamente debía centrarse en él.

La mano del moreno rozó la suya para después entrelazar los dedos, a lo que la chica solamente pudo sonreír. Era tan diferente estar con Mark, no se parecía en nada a Levi. El chico era tan tranquilo, tan complaciente, solamente miraba por si interés... Y aún así había algo que le faltaba.

Las luces de la sala se apagaron y eso significaba que el acto que cerraba aquel año del instituto iba a comenzar. Todas las clases actuarían, todos estaban tan ilusionados por cerrar el curso y se habían esforzado tanto en preparar un buen espectáculo que a Jennie se le revolvía el estómago por haber abandonado al grupo de baile cuando se había comprometido a actuar con ellos. ¡Pero había sido por culpa de Levi! Encima el idiota no había vuelto a poner un pie en los ensayos, al menos para contribuir en lo que pudiese.

Nada quitaría que Levi era infantil, estúpido y prepotente.

La música resonaba por la sala, los aplausos no escaseaban y prácticamente todo el mundo estaba totalmente enganchado a lo que estaban viendo. Hasta que llegó la hora de la última actuación: el grupo de Levi.

Como Jennie ya se esperaba, este no apareció. Los chicos se habían adaptado como habían podido, habían practicado sin cesar para dar un buen espectáculo y realmente lo habían conseguido, aunque la castaña sabía que algo faltaba, que faltaba él.

Odiaba pensar todavía en Levi.

Pero la música paró de golpe, a lo que Jennie volvió a centrar la vista en el escenario, ¿por qué habían parado de forma tan repentina?

Una de las chicas del grupo de baile acerco un micrófono con su soporte hasta el centro del escenario y, de uno de los lados, apareció el dichoso pelirrojo que traía a Jennie de cabeza. ¿Qué estaba haciendo ahí?

Jennie pudo comprobar que no se había recuperado aún del tobillo, puesto que iba cojeando y suspiró con alivio cuando se agarró a la barra de metal que hacía de soporte para el micrófono. ¿Qué se suponía que iba a hacer?

—Yo... —empezó a decir con una clara timidez, puesto que tenía cientos de ojos clavados en los suyos. — Soy Levi, supongo, sí, supongo que me reconoceréis.

La cara de vergüenza que puso en ese momento no tuvo precio y Jennie no fue capaz de aguantar la pequeña risa que salió de sus labios.

—Siento no haber podido participar hoy en la actuación, realmente me apetecía muchísimo, pero es evidente que mi pie me suponía tener que estar en total reposo — continuó hablando — pero tenía la necesidad de subir aquí porque... hay algo que quiero decir, aunque este sea el peor momento y lugar para soltarlo, pero joder, soy Levi, hago este tipo de cosas estúpidas todo el rato.

Jennie notaba como si tuviese la respiración contenida y los dedos que agarraban la mano de Mark se fueron debilitando, cosa que el moreno notó al instante.

—Soy un cobarde, un jodido cobarde. Siempre lo fui, lo he sido y... quiero cambiarlo, no quiero serlo más, no quiero perder más cosas importantes en esta vida. Puede sonar una tontería, una estupidez, solo soy un adolescente con las ideas alocadas que, sí, tiene todo resuelto sin tener que mover un dedo pero... no es lo que yo quiero, no quiero esto, no quiero esta vida.

Los murmullos se escuchaban por todo el salón de actos e incluso algunos profesores estaban llegando para bajar al pelirrojo del escenario.

—Jennie — nombró por fin el chico — Jennie... te quiero. Perderte fue lo más doloroso que me pasó y notar que te estaba recuperando fue lo único que hizo sanar mi corazón podrido, así que por favor.... No me abandones esta vez. Fui un estúpido, un egoísta, no pensé en el daño que te hacía pero... no me guardes rencor, si me quieres no lo hagas, te necesito, eres mi soporte. No me abandones tú ahora.

Y el chico no pudo decir nada más, puesto que un par de profesores se lo estaban llevando de allí a rastras.

Jennie tenía las lágrimas contenidas y la respiración ahogada. De todo lo que se esperaba que dijera, eso era lo último en lo que hubiese pensado. ¿En qué estaba pensando? ¡La había avergonzado delante de todos! Y había dicho esas cosas tan estúpidas y que tenían tan poco sentido... pero que a la vez le habían llegado al alma y la habían hecho sentir que volvía a ser ella de verdad.

—¿Jennie?

La chica miró hacia al lado y vio a Mark. Vio su rostro de confusión, sus ojos llenos de miedo y nerviosismo, porque a fin de cuentas, sabía lo que la chica estaba pensando en ese momento. A Jennie se le rompió el corazón, el chico había sido tan bueno con ella, la había cuidado tanto. Y lo quería, sí, en cierto modo lo quería. Pero él no era Levi y no podía engañarse más.

—Lo siento, yo...

—Lo sé. Ve.

Y Mark soltó su mano para dejarla ir.

Ese estúpido prepotenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora