Capítulo 21

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—Estúpida Jennie, estúpido Mark, estúpidos todos. — De noche, por una calle totalmente poco transitada, un pelirrojo malhumorado iba caminando sin ningún rumbo fijo, lo único que sabía es que no quería volver a casa.

Iba pateando las pequeñas piedrecitas que se iba encontrando por el camino, como si eso fuera a aliviar la tensión que corroía en ese momento por su cuerpo. ¡Y no tenía por qué estar enfadado! Claro que no, a él no le importaba nadie. No le importaba que Jennie estuviese con Mark, no le importaba su madre, no le importaba Luna tampoco. Porque todos eran odiosos, todos eran despreciables y él había nacido solo en este mundo. No necesitaba ayuda de nadie, no necesitaba tener a alguien a su lado que le hiciera feliz. Sólo tenía que mirar por su bienestar, por su dinero, por las empresas de su padre y poco más. Porque se nacía solo en este mundo y las demás personas solamente estaban en él o bien para hacer nuestra estancia algo más entretenida, o bien para aprovecharnos de ellos hasta la última gota de sangre de su cuerpo.

Eso es lo que su madre le había repetido sin cesar desde que era pequeño. Eran ideas en las que había creído con fervor hasta el maldito día en que tuvo que conocerla. Ahí se dio cuenta de la gran mentira en la que vivía, de las ideas equivocadas que le habían metido en la cabeza. ¡Las personas tienen sentimientos! Como él, tenía sentimientos. Sí, en pasado. Tenía.

Ahora mismo quería volver a ser ese niño pequeño frío y maleducado al que nada le importaba, tan sólo él mismo. Quería olvidar lo que era que te doliese el pecho hasta querer arrancártelo con las uñas, olvidar lo que eran las ganas de llorar hasta querer que tu cuerpo se secase al completo, quería olvidar, tan sólo olvidar. Olvidarlo todo. Quería perder todos esos recuerdos que le hicieron aguantar ese último año. ¿Por qué era tan difícil? Sólo quería ser el imbécil que antaño era, no era una idea tan descabellada. Pero tuvo que llegar ella y cambiarlo.

Bufando y entre pensamientos, Levi llegó a un parque no muy lejano. Estaba completamente vacío y eso le provocó cierta paz. No tenía ningún sitio más al que ir, ¿verdad? No tenía esa casa de la que todo el mundo podía disfrutar y sentirse cómodo y libre. No, él no era libre. Pero quizás tampoco merecía serlo.

Se acercó al pequeño lago artificial que había y se sentó en la orilla, sintiendo el fresco de la noche mezclado con el sonido del agua, en un intento de calmar el agujero negro que se había formado en su interior, pero ni aún así podía.

¡No era para tanto! Ya había asumido la idea de que él no podía enamorarse de quién quisiera, la asumió mucho tiempo atrás. Ya lo sabía perfectamente, ¿qué cambiaba ahora? Había tenido unos pequeños días de esperanza donde pensaba que Jennie y él podían volver a estar juntos, pero muy en el fondo sabía la verdad, sabía que se acabaría. Entonces, ¿qué estaba tan mal?

Quizás él entero. Quizás se refugió tanto en ese hecho concreto de su vida que no vio donde estaba el problema real. Él.

—¿Está ocupado este sitio o puedo sentarme al lado?

Una voz femenina lo sacó de su trance y no supo por qué quiso que una pequeña chispa de esperanza le llenase el interior, pero no fue así, no era ella.

Alzó la cabeza lo suficiente para ver a Cathy sentarse a su lado, abrazándose a sus rodillas en silencio mientras miraba al frente.

—¿Qué haces aquí? — preguntó él en susurros, no sabiendo demasiado bien si la chica había podido escucharlo.

—Tan sólo paseaba y te vi por casualidad. Este barrio no es muy seguro para estar de noche solo.

—¿Y me lo dices tú? Ve a casa, es tarde.

Pero la chica no contestó, permaneció en un silencio que reinó el lugar durante los siguientes minutos.

—No puedes venirte tan abajo tan sólo por un rechazo amoroso, Levi.

Genial, ahora parecía el típico despechado que se ponía a hacer drama tan sólo para recibir una pizca de compasión de los demás. No, ese papel no le quedaba para nada.

—No ha sido un rechazo amoroso, nunca lo fue. Las cartas estaban puestas bocarriba desde el principio. No había esperanzas ni ilusiones, lo pasado, pasado está. Yo no quería estar con ella, yo no quería dañar a Mark. Tan solo quería sentirme vivo aunque fuese por unos días.

El silencio volvió a reinar entonces y Levi por fin pensó. ¿Cómo sabía aquella chica lo que estaba pasando? Pero no le hizo falta preguntar.

—No soy tonta, sé darme cuenta de las cosas. Se nota bastante también.

—Supongo.

—Me gustas.

—Lo sé.

Cathy soltó una pequeña carcajada que hizo que el chico la mirase con la ceja alzada. ¿Qué tenía tanta gracia?

—Te digo que me gustas y esa es tu única respuesta. Posiblemente tu cerebro ni haya terminado de procesar lo que significan mis sentimientos por ti.

—No es eso, es solo que...

—Lo sé, sé lo que es. Pero eso no significa que como persona me importes y me preocupe por ti.

—No deberías, no hay motivo para hacerlo.

—Tú tampoco tenías motivos para preocuparte por mí cuando pasó lo de Josh pero ahí estuviste.

—Es distinto. A ti te dañó un gilipollas. A mí me estoy dañando yo mismo.

—Otro gilipollas.

—Muchas gracias por el cumplido.

Pero a pesar de todo le hizo sacar una pequeña sonrisa. ¿Y si jugaba con ella? Quizás podía hacer que se sintiera vivo de nuevo, quizás podría olvidar todo estando a su lado, como en los viejos tiempos cuando se dedicaba a pasearse con todas las chicas del instituto, ¿qué había de diferente ahora? Cathy era guapa, inteligente, cariñosa, ¿por qué no podía simplemente gustarle? Se olvidaría de todo volviendo a ser el mismo que era antes, porque las personas son juguetes para los demás, los sentimientos solo son basura, nada existe. Solo uno mismo, solamente el bien de uno mismo.

Comenzó a acercarse a la chica con intenciones de besarla. Agarró su hombro y la empujó hacia el césped mojado para tumbarla y colocarse encima. ¿Qué más daba? A ella le gustaba él, él sólo quería olvidar, podría ser bueno para los dos.

En cuanto se tumbó encima de ella, la miró a los ojos. Estaban fríos, inexpresivos, pero al mismo tiempo sabía que le estaba dejando pase para hacer lo que quisiera con ella. Genial, ¿no? Eso necesitaba.

Pero fue pegar la boca a la suya cuando supo que algo no iba bien, que no era correcto, eso no era correcto. Se apartó bruscamente al notarse los ojos húmedos, estaba a punto de volver a llorar y esta vez porque sentía que se estaba comportando como el imbécil de Josh y él no quería ser él, no quería. Quería dejar de ser el imbécil que siempre había sido.

—Yo no quiero hacer esto, lo siento.

—No te tienes por qué disculpar. Sé lo que sientes, eres buena persona.

—No lo soy, joder, no lo soy. Lo he vuelto a estropear todo porque soy un imbécil.

—Levi...

—Quiero estar solo, por favor.

Y no le hizo falta decir nada más para que Cathy se marchara. Pero el humillado y avergonzado era él. Se dejó caer de nuevo en el suelo y se tumbó con los ojos cerrados en un intento de olvidarlo todo. Otra vez.

Mientras tanto, Cathy se alejaba preocupada, ¿estaba bien dejar al chico solo en el estado en el que se encontraba? Suspiró porque no era nadie para obligarlo a hacer algo que no quería, había intentado reconfortarlo a su manera, pero esa no era la forma adecuada.Sacó el móvil del bolsillo y vio de nuevo el mensaje que había recibido una hora antes.

Busca a Levi, está mal. Lo siento.—Jennie.

Ese estúpido prepotenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora