Capítulo 20

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Corrí lo más que pude hacia la recepción de urgencias y apoyé las palmas de las manos en la fría madera.


-Buenas noches, ¿qué necesita?


-Quiero ver a Camila Cabello.-Dije con la más decisión que tenía mirándola a los ojos, ella frunció el ceño.


-Miraré a ver...- La muchacha comenzó a teclear y yo tamborileaba con las yemas de mis dedos en la madera. –No puede verla, están curándola y llevará un rato y...


-Necesito verla, necesito saber que está bien.- En mis ojos se empezaban a acumular lágrimas.


-Eso no va a ser posible... la señorita Cabello está en buenas manos, mientras tanto debemos esperar.


Asentí sin querer que los nervios dominasen mi situación, solo caminé hasta las sillas más cercanas y allí terminé sentándome, abrazada a mis rodillas y mirando a un punto fijo de los azulejos de la pared.


Realmente no sé cuánto pasó desde que me senté allí, me sentía enferma, incluso mi madre me ofreció un chocolate humeante intentando comunicarse conmigo, me preguntaba que de dónde conocía a Camila, pero yo simplemente no hablaba, tan solo me moví para coger el chocolate y beber poco a poco.


-¿Familiares de Karla Camila Cabello?- Dijo una enfermera frente a nosotros y yo me levanté la primera, ellos tardaros milésimas más.


-Sí, aquí.- Dijo la madre de Camila, entonces noté la mano de mi madre sobre mi hombro.


-Lauren, no podrás pasar, debemos quedarnos aquí...- Suspiré exasperada de estar allí y volví a sentarme, contemplando cómo Sino y Alejandro entraban por aquella puerta. –Ella se pondrá bien...


-Ha sido mi culpa.- Dije con un hilo de voz, volví a abrazar mis piernas y escondí el rostro en mis rodillas.


-¿Por qué dices eso, Lauren? ¿De qué conoces a Camila?- Mi madre seguía con la mano en mi hombro, pero esta vez la deslizó hasta mi nuca, acarició haciendo círculos con las yemas de los dedos, ella sabía que esa era mi punto débil y me relajaban aquellas caricias.


-Yo... ella... es... es amiga de Ed, y... sí.- Carraspeé. –Y... nos conocimos, es muy buena, pero es... yo no quiero que muera, mamá, y ella constantemente tiene esas cosas horribles en los brazos, y le dije que madurase... Le dije que no quería estar metida en su mierda, mamá. Si hubieses visto su mirada en ese momento...- Unas lágrimas se deslizaron por mis mejillas y un sollozo me atacó, haciendo que botase un poco en el asiento.


-No debiste haberle dicho eso... Camila, por ahora, es muy frágil anímicamente.- Dio un beso en mi cabeza y yo ahora la miré a los ojos.


-Pero es que no sé cómo hacer que pare, mamá... Ella siempre me lo confiesa, me dice "Lolo, lo he vuelto a hacer", o cualquier mierda de esas, pero hoy se mostraba tan avergonzada... tan...

Aurora; CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora