Capítulo 20: "La oportunidad"

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Luego de unos diez meses en total de descanso, decidí volver a comenzar mi venganza hacia mi querido hermano. La idea se encontraba dentro de mi mente y no había manera de que salga mal.

Caminé un par de cuadras, llegué a General Paz y vi algunos guardias angelicales. Siempre debe estar protegido por sus bebés, al parecer, mi hermano no podía defenderse solo.

—¡Abran paso!—Alcé una ceja.

—No, es nuestro deber proteger este sector. —Me miró mal.

—Cambiá esa cara bonito. —Sonreí y me acerqué él.

—Vete, Dios nos encomendó —dijo furioso.

—Siempre lo mismo... ¿nunca podré hablar con mi hermano cara a cara?—Hice una exageración con mis manos al hablar.

—No es nuestra culpa, váyase.

—Sorry... —Me acerqué, tomé sus mejillas y aspiré su gracia—. A ver si de tal manera te dignas a aparecer. —Oí un ruido de alas aletear y Castiel se hizo presente.

—Ya basta. —Frunció el ceño.

—Castiel, no tengo intención de matarte, así que sal de mi camino. —Rodé mis ojos—. A menos, claro, que quieras morir.

—¿Qué quieres, Tamara?—Me vio con sus hermosos ojos azules cristalizados.

—Quiero... hablar con mi hermano, la destrucción de los humanos y ángeles. —Agarré su mentón—. Lo siento, cariño.

Cerró sus ojos con fuerza—: No, yo lo siento... pero no. —Abrió sus ojos y una luz azul brillante invadió mi vista.

—¡Ya basta!—Grité y por la fuerza de su vista caí al suelo—. ¿Cómo hiciste eso?—Alcé una ceja y me levanté del suelo.

—Dios me mejoró. —Sonrió—. Escucha vete y no te lastimaré.

—¿Tú?, ¿a mí?—Reí a carcajadas ante su respuesta—. Ajam... —Me dio una hoja de árbol—. ¿Qué es esto?

—Un recuerdo. —Sonrió ampliamente—, un recuerdo que jamás olvidarás. —Chasqueó sus dedos y desapareció.

Volví hacia la provincia, me senté en mi trono enviando tropas a acabar con la Capital y luego observé la hoja con una pequeña sonrisa sobre mis labios.

«Veremos que me oculto mi hermanito».

Sonreí y vi el recuerdo.

—¡No!—Grité sollozando al recordar cada instante de ese recuerdo.

—¿Está bien, señorita?—Se acercó uno de mis súbditos.

—Vete... —Sollocé.

—¿Está bien, señora?—Alzó una ceja haciendo que está preocupado.

1) El ángel pecador (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora