5장 ¿Todo terminó?

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Hace un mes, el moreno había probado su sangre: su vínculo, su unión, ya estaba completa; nadie podría separarlos... solo la muerte, y ese pequeño detalle solo se lograría si uno de ellos moría por las manos del otro.

Ahora, ambos se encontraban vestidos, de pie frente a la chimenea, mirando atentamente cómo el fuego consumía la leña. Hangeng aún no llegaba, para Kyuhyun era algo evidente, después de todo, debía cumplir con su orden.

El castillo estaba en completo silencio e iluminado por la luz de velas, solo la respiración de ambos seres se podía escuchar claramente.

Los ojos carmesí de Kyuhyun miraban a su pareja —concentradamente—, la cual se encontraba de pie, al frente de ese cuadro, del retrato de Yesung.

—¡No quiero ver esa pintura aquí! —demandó JongWoon, de la nada, sorprendiendo a Kyuhyun.

—No —respondió el vampiro sin siquiera moverse y sin pensar la respuesta dos veces.

—Ya estoy aquí, no tienes por qué recordar el pasado. —Volvió a hablar el más bajo.

—Es mi última palabra, JongWoon. —El de cabellos azabaches apretó sus manos con fuerza, un puño se formó en su mano, pudiéndose notar sus nudillos blancos.

—Maldición... —susurró el moreno, para después desaparecer ante la vista del joven Conde.

Kyuhyun suspiró, cansado; ese no era JongWoon: su carácter, el poder que ahora tenía, lo estaba convirtiendo en un ser terco, desalmado y frío. Odiaba todo eso, se odiaba a sí mismo por ser así y, ahora que su pareja lo era, no sabía cómo tomar todo lo que sus ojos presenciaban.

El castaño negó varias veces con la cabeza y siguió a JongWoon, sabía dónde lo encontraría, y debía de tranquilizarlo, por el bien del moreno, antes de que cometiera una completa locura.

En un parpadeo, llegó a lo más profundo del bosque, se escondió entre las grandes copas de los árboles y observó en silencio al menor, quien estaba frente a una hermosa mujer que estaba perdida, se podía notar en sus ojos lo asustada que se encontraba.

JongWoon, al igual que Kyuhyun, vestía un traje negro, sus cabellos azabaches estaban levemente desordenados, sus ojos eran de color carmesí; cualquiera que lo viera podría jurar que tenía los ojos levemente delineados, su piel suave y sus labios —pequeños y rosas— brillaban con la luz de la luna.

El menor caminaba lentamente alrededor de la hermosa chica, los lobos estaban escondidos en los grandes arbustos, mirando atentamente al ser tenebroso que había aparecido de la nada.

—¡Qué tenemos aquí! —habló JongWoon.

—¡No me haga daño, por favor! —pidió la mujer de cabellos largos y castaños, sin moverse.

—¿Hacerte daño? ¡Demasiado tarde! —Le contestó, sin aparatarle la mirada de encima.

—¡No me lastime! —Las lágrimas de la joven mujer comenzaron a salir.

El de cabellos azabaches se acercó más a la mujer que, con cuidado, comenzó a acercar una de sus manos al rostro contrario para coger, con las yemas de sus dedos, una de sus lágrimas.

—Minha... —Escapó, aquel nombre, de sus labios.

HaNeul lo miró confundida, no entendía nada, el miedo invadía todo su cuerpo, estaba temblando y lo único que quería era vivir.

JongWoon la miró atentamente con sus ojos carmesí para después sonreír de lado.

—¡Tú no eres ella, no eres Minha! —gritó, sorprendiendo a Kyuhyun.

{KyuSung} Dulce Tentación. ( Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora