Y desde entonces empecé a amarte como nunca.

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El sol entraba por la ventana dándome directamente en la cara,  era imposible seguir durmiendo

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El sol entraba por la ventana dándome directamente en la cara, era imposible seguir durmiendo. Destapé mi cuerpo y salí de la cama sintiendo el frío del invierno. Un escalofrío recorrió mi columna vertebral en cuanto lo vi tendido en la cama. Las lágrimas acudieron de nuevo y sentí que me faltaba el aire.

Intentando no hacer ruido, me acerqué despacio a la cama y retiré uno de los mechones de pelo que tapaban su bello rostro. Cuando dormía, parecía otra persona completamente diferente.

Acerqué despacio mi rostro al suyo y entre cerré los ojos al observar nuevamente aquellas malditas manchas bajo sus ojos.

Ho Seok siempre fingía que estaba bien, sin embargo ahora no podía engañarnos a ninguno. Levanté la mano despacio y alejando el rostro del suyo, acaricié su sonrojada mejilla sintiendo el calor que esta desprendía en las yemas de mis dedos.

Ho Seok sonrió tímidamente al notar el tacto de mis dedos. Podía sentir como mi corazón comenzaba a acelerarse al ver sus perfectos dientes blancos.

-Buenos días-susurró sin abrir los ojos y estirándose entre las mantas.

-Buenos días-conseguí contestarle rápidamente mientras me apartaba de la cama-creo que se nos ha hecho tarde.

-Hoy tenemos el día libre-refunfuñó entre dientes-baja la persiana y sigamos durmiendo un poco más.

Sonreí al escuchar aquellas palabras. La verdad es que últimamente nos habíamos exigido todos muchísimo y habían decidido dejarnos descansar el día de hoy, pero todo tenía sus contras.

Negué con la cabeza mientras bajaba la persiana que había al lado de la cama de Ho Seok justo enfrente de mi cama. Por poder dormir un día hasta bien tarde y tener la tarde libre, nos habíamos comprometido a ensayar todo el día siguiente.

Caminé tratando de llegar a oscuras a mi cama, toqué los pies de la cama de él para poder guiarme y llegar a la mia. Cuando estaba a punto de alejarme de su cama, sentí su tacto caliente sobre mi muñeca.

-Se que es mucho pedir-susurró mientras tiraba de mi brazo-pero ahora que me has despertado, es algo difícil el conseguir dormir de nuevo.

-¿y qué es lo que quieres?-le pregunté tratando de respirar tranquilamente.

-Sabes lo que necesito-su voz salió con ese tono tan infantil que tanto me gustaba.

Tras aquellas palabras, escuché como Ho Seok se dio la vuelta dándome la espalda. Tragué pesadamente la saliva que se había acumulado en mi boca y me adentré bajo la manta.

-Tengo la mano muy fría- podía oler perfectamente el cabello de Ho Seok.

-No importa, solo ayúdame a dormir-susurró acercando mi fría mano contra sus abs.

Temblé, en aquel preciso instante lo hice. Me separé un poco de él, lo suficiente para que no pudiera sentir nada extraño contra su cuerpo.

Pude sentir como se estremecía ante el contacto helado de mis dedos. No pude evitar reír un poco contra su nuca. Ho Seok parecía un niño pequeño cuando necesitaba que le acariciaran la barriga, o acariciarsela él mismo para dormir.

Mi mano comenzó a calentarse mientras la pasaba detenidamente contra su piel. Un pequeño gemido escapó de mi garganta sin poder evitarlo, automáticamente me tapé la boca con la mano libre y deseé que él estuviera dormido.

Odiaba sentirme de esa manera, odiaba ser el raro, el que ocultaba sus preferencias, el homosexual oculto dentro del armario y cerrado con siete candados.

Una lagrima consiguió escaparse de mis ojos, amaba al hombre que estaba ahora mismo junto a mi en aquella cama, lo amaba con locura y no podía gritarlo a los cuatro vientos.

Con aquel dolor instalado en mi corazón y mis entrañas, cerré los ojos fuertemente y traté de dormir un rato más junto a él.

Entre tú y yo. Hopemin/Jihope +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora