Cuando el miedo te invade y no puedes decir lo que realmente esconde tu corazón, sientes que nada de lo que te rodea lo mereces. Así es como me sentía yo cuando miraba a los ojos a mis compañeros y no era capaz de decirles lo que sentía en mi inte...
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Abrí los ojos desconcertado, mi respiración estaba agitada y sentía el sudor caer por mi rostro y mi espalda. Me incorporé despacio y cogí el móvil entre mis manos para mirar la hora, tan solo eran las 5:018 de la mañana. Un suspiro salió de mis labios y giré el rostro para ver a mi compañero de cama.
Ho Seok estaba tumbado boca arriba, destapado, con tan solo su ropa interior y una dulce mueca en su perfecto rostro, diría incluso que una sonrisa traviesa lo adornaba. Jadeé al sentir el calor de nuevo apoderarse de mi, hacia unos minutos me había despertado de un buen sueño y la persona que tenía dormida frente a mi, era el protagonista principal.
Me dejé caer de golpe contra la cama y otro suspiro salió de mis labios, hacia tres malditos días que se había encerrado conmigo en el almacén de la casa y había besado mis labios sin piedad alguna. Alcé mi mano sobre estos y los acaricié despacio, sin prisa, incluso cerrando mis ojos para recordarlo mejor.
¿Por qué había sucedido aquello? todavía no entendía muy bien lo que él había querido decirme, ofrecerme, ordenarme... Realmente no sabía que es lo que había aceptado cuando alcé el rostro y le asentí con la cabeza unas cuantas veces antes de que él se marchara de allí.
Una suave risa me sacó de mis recuerdos y me giré en la cama para observar al hombre que volvía loca mi cabeza. Ho Seok se había dado la vuelta posicionándose ahora de lado, su mano había comenzado a acariciarse así mismo el vientre y en su rostro estaba dibujada la sonrisa más hermosa que mis ojos podrían ver nunca.
Sentí nuevamente el calor apoderarse de mi cuerpo y me levanté de la cama de un salto, necesitaba salir de allí, necesitaba calmar mi cuerpo con agua bien fría ¿podría soportar todo aquello? me pregunté mientras cogía un pantalón negro de chándal del armario, una camiseta ancha de manga corta y la ropa interior. Antes de cerrar la puerta, observé unos segundos más a Hobi, era tan perfecto...
Tras la ducha de agua fría, decidí ir a la cocina para desayunar algo, tal vez lo mejor sería hacer como los días anteriores, desde el suceso anterior, me había estado levantando de la misma tesitura cada mañana, y como tal, me había estado dando una ducha de agua fría y me había estado yendo a la sala de ensayo para mejorar mis técnicas de baile, para practicar las canciones y sobretodo, para sacarme los recuerdos y las tentaciones de mi cuerpo.
Entre en la habitación intentando no hacer ningún tipo de ruido para coger mis cosas y poder salir de la casa directo a la sala de ensayo, cerré despacio el armario cuando cogí la gorra y la mascara que ese día me protegería en el exterior.
—¿Otra vez te vas tan temprano?—la voz ronca de Ho Seok provocó que me encogiera y me quedara estático donde me encontraba—creí que ibas a comportarte igual que siempre—escupió aquellas palabras entre dientes.
—Buenos días—susurré mientras tapaba mi rostro con la mascarilla y la gorra negra—y así lo hago cuando están los demás presentes, o al menos trato de hacerlo—me giré un poco para verlo recostado en la cama todavía y mostrándome su perfecto cuerpo sin descaro—cuando te canses de todo esto, solo tienes que decírmelo y hablaré con los demás sobre...
