Capítulo 1

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Esperaba con ansias mi vuelo. Veía a cada rato la pantalla para observar si faltaba poco.

Cansada de esperar me fui a sentar a uno de los bancos.

Abrí mi valija para buscar mi celular. ¡Qué suerte la mia! No había señal.

Me acurruqué en el asiento. Subí mis piernas y me rodee con los brazos apoyando mi cabeza en estos.

-Querida, ¿te sentís bien? ¿ Querés que llamemos al hospital?- La señora que estaba sentada a mi izquierda me preguntó.

-No, gracias.- Le dije fingiendo una sonrisa.

Me senté correctamente y observé el techo.

"Que lindo sería ya estar ahí, disfrutando mis vacaciones. Unas semanas alejada de todo no me harían mal."

Una voz que salía de los parlantes me sobresalto.

"Ya está listo el vuelo 43, hacia Punta Cana. Por favor todos los pasajeros ya vayan ascendiendo al avión. Este mismo despegará en quince minutos".

Salté rápidamente de mi asiento, agarré la valija y fui hacia afuera.

Miré hacia todos los lados y encontré el avión. Saqué el pasaje de mi bolsillo.

-Buen día señorita. El pasaje por favor.-

-Si, tome-

Mi cara no podía expresar más felicidad. Subí al avión y me senté en mi respectivo asiento.

Tras esperar quince minutos, ya estábamos en el aire.

Busqué mis audífonos en mi bolso de mano y me los coloqué. Este viaje sería largo. Cerré mis ojos y me dispuse a descansar.

Unos gritos agudos me despertaron. Apenas tenía noción de lo que sucedía.

Las señoras auxiliares se colocaron en el medio del avión agachadas, cubriéndose sus cabezas con las manos. Los pasajeros gritaban mientras se cubrían con sus propias valijas la cabeza. Los niños estaban impactados y solo gritaban, mientras los mayores trataban de protegerlos como podían.

Me levanté de mi asiento y fui hacia la cabina del conductor.

Una chica, quien sabe quién era, me dijo.

-No entres, está prohibido el paso de pasajer...-

No le dejé terminar la frase ya que, nose de dónde ni cómo, saqué fuerzas y la empuje hacia un costado.

-¡Esta situación es horrible, todos están gritando y nadie tiene piedad de contarme lo que está sucediendo, y tu vienes aquí a decirme que no entre a la cabina?! Pero por favor, a quien se le ocurre!-

"¿Esa fui yo? ¡Por dios! ¡Que contestona!" Me reí de mi propio pensamiento.

Entré y pude observar la terrible escena:

-Comando, hemos perdido el control del avión, repito, hemos perdido el control del avión. Un rayo ha impactado, cambio-

"¿Un rayo? Pero que..."

-Señorita, vaya a su asiento y mantenga la calma-

-No sin antes saber lo que está pasando, yo he pagado para un viaje confortable, no para que niños molestos estén gritan...-

-¡Señora! ¡Estamos en peligro! ¡El avión ha recibido el impacto de un rayo!-


Me tapé la boca con la mano. Un instinto me dijo que valla al asiento y así fue. Llegue allí, me abroché el cinturón y me coloqué la máscara de aire. Cerré mis ojos y esperé lo peor.

Nérida Gorbón "Ojos Que No Ven, Chica Que Lo Cuenta"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora