Nérida Gorbón "Ojos Que No Ven, Chica Que Lo Cuenta"

Capítulo 2

CAPÍTULO DEDICADO A  Palo_Martinez

Si, tenía mis sospechas. Fakundo es un terrorista con máximas precauciones. Siempre logra salir de sus aprietos. Seguramente se preguntaran como es que lo conozco. Simplemente logré atraparlo una vez, pero logró escapar. En ese tiempo no había máxima seguridad.. Pero ahora la verdadera pregunta era... ¿Para qué atentados en este lugar? Había que encontrar la respuesta.

-Y ahora sabes mis supuestos "secretos"- Le dije divertida a la doctora.-

En ese momento se comenzó a escuchar un ruido proveniente del pasillo del hospital.

Ese ruido me parecía conocido, ojala no sea lo que estoy pensando.

No pude evitarlo. Aunque me costara un montón, me levanté de la camilla con el propósito de saber que era ese sonido.

-Señorita, no se puede levantar, no haga esfuerzos demás.-

-No doctora, ese ruido creo que es una... bomba-

La señora se tapó la boca con las dos manos.

Salí hacia afuera y si... eso era.

"El terrorista estuvo aquí" Pensé, al mismo tiempo que gritaba ;

-¡CUBRANSE TODOS!- y me tiraba al suelo con las manos en mi cabeza.

En ese momento escuché un estruendo y un escombro cayó sobre mi pierna. Mi cabeza daba vueltas sin parar, veía todo negro. Caí desmayada.

***

Abrí mis ojos lentamente con la esperanza de que todo hubiera sido un gran sueño, pero como era de esperar, no fue así.

Miles de restos del hospital descansaban a mi lado. Traté de levantarme pero algo me lo impedía. Miré hacia atrás. ¡Genial! Un escombro cayó sobre mi pierna.

El dolor era inmenso e insoportable. Todavía me seguían doliendo partes del cuerpo, debido al accidente anterior. Traté de, con las mínimas fuerzas que tenía, quitarme el escombro de encima. Lo logré pero mi pierna sangraba sin parar, por suerte no me había quebrado.

Una idea vino a mi mente. Podría llamar a mi jefe, director de la F.P.E para que envíe a alguno de mis compañeros de trabajo a ayudarme a salir de aquí.

Como pude me fui arrastrando, ayudándome de la pared, hasta un teléfono público.

Marqué el número de Juan, mi jefe. Me sorprendió escuchar una voz bastante conocida, pero no era Juan...

-¿Hola? ¿Juan?- Dije confundida

-¡Nérida! Por favor, ¡necesito tu ayuda!- Era raro, la voz de Juan se escuchaba a lo lejos.

-¡Déjame hablar a mi, estorbo!- Un fuerte ruido, como si le hubieran dado una paliza, se escuchó-.

-¿Juan? ¿Qué pasa?- Obviamente yo estaba totalmente intrigada. La intriga se fue cuando escuché su voz.

-Querida, nos volvemos a encontrar, más bien, escuchar. ¿Te acuerdas de mi?-

Esa voz ronca, insoportable, irónica. ¿Cómo no me voy a acordar? Fakundo.

-¡Suéltalo!- Grité. Ya sabía lo que estaba pasando, Fakundo tenía secuestrado a mi jefe.

-Eh, eh. Alto ahí niñita-