Te amo, weona (#1)

SETENTA Y OCHO

El Javier ni siquiera dejo que el Pato se acercara a la Belén.

La Belén ni toco los tragos, pura bebida. Aún tenía metida en la cabeza la wea que le había dicho el Javier, pero como siempre fingió que todo estaba bien y el Javier hizo lo mismo.

-¿Cómo estay? -preguntó el Javier dejando su vaso en la mesa de la cocina donde la Belén se había confinado.

-Bien, supongo. -dice para luego darle un sorbo a su vaso.- Mi mamá pidió el divorcio y se lo dieron al toque, supongo que con estos casos la wea es rápida

Parecía cansada y bastante derrotada.

-No deberías haber venido... no era necesario.

-Quería venir, no quería quedarme en mi casa.

El Javier sonrió con cariño y se acerco para abrazarla.

-Podrías haberme dicho y hubiéramos no sé tal vez ido al cine o algo así.

La Belén le miro seria y luego soltó el aire.

-Mira, Javier, si hubiera querido salir posiblemente al último que hubiera llamado hubierai sido vo. -se estaba enojando, le iba a sacar la cabeza al conchesumare.- ¿Crei que no me di cuenta que hay estado haciendo todo lo posible pa que no hable con el Pato? ¡Por la chucha, Javier, vo fuiste el que terminó conmigo! ¡Así que mejor para la weaita ¿ya?!

Se levanto choreada y salio de la cocina en busca de sus amigas, pero todas estaban bailando. La Janis con el Max, la Xime con el Rafa, la Cona con el Tomás y la Vale con el Dano.

Miro por sobre el hombro y vio al Javier buscándola. Se giro y camino hacia donde el Pato estaba parado con una sonrisa de aweonao y un vaso que posiblemente tenía cerveza.

-¡Me voy! -gritó por sobre la música.

El Pato fruncio el ceño y miro por detrás de la Belén donde el Javier miraba enojao cada movimiento de la Belén.

-¡¿Qué te hizo ese culiao?!

La Belén negó con la cabeza y fue en dirección a la puerta, salio rajada al paradero y para su suerte la micro llego al toque.

Cuando al fin estuvo arriba de la micro pudo respirar tranquila.