CIENTO UNO

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El Javier se sentó en la banca donde se habían conocido, esperaba ver a la Belén llegando tal vez enojada o seria, pero paso todo lo contrario llego sonriendo y lo saludo con un beso en la mejilla.

-Tenemos que hablar hartas weas. -dice la Belén sentándose junto al Javier.

El Javier solo hizo un sonido de afirmación y la Belén le dio un codazo.

-Tengo que ser honesta contigo, Javier, no sentí nada cuando me enviaste la carta... Tardaste demasiado, 5 meses para eso ¡Dios santo! Espere mucho por eso, pero lo hiciste demasiado tarde.

El Javier sintió como si lo estuvieran apuñalando.

-Yo seguí adelante y sé que vo también lo intentaste... La Cata ya va a cumplir 7 meses y sé que vai a ser un buen papá, pero ya no sé si quiero estar contigo... Lo siento mucho.

El Javier no hablo no dijo nada, solo se resigno a que todo había acabado, de que la cago brigido y que ya no podía arreglar las cosas.

-Pero eso no significa que no podamos ser amigos, no quiero pololear contigo... pero podemos ser amigos.

-¿Amigos?

La Belén asintió alegremente y paso un brazo por los hombros de Javier.

-Mariposo y Espermio veloz, el mejor dúo que jamás verán... ¿recuerdas? -dice la Belén quitando su brazo y apoyando su cabeza en el hombro del Javier.

El Javier quiso llorar, porque al fin algo le estaba saliendo bien. Sino podía tenerla como polola, tenerla como amiga bastaría.

-¿Qué dices si vamos a tomar un batido al espacio urbano? Yo invito. -dice la Belén levantándose y jalando de la polera al Javier.

Ambos habían vuelto a tener una amistad, tal vez no muy estable, pero al fin y al cabo una amistad.

Te amo, weona (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora