El bosque las había ocultado por mucho tiempo, habian vivido tranquilas hasta que el ser humano llegó y rapto a sus dos Gemelas que mantenían la tranquilidad.
Anturio Observaba a sus pequeñas de ahora 5 años correr detrás de ese ciervo, el invierno se habia hecho presente, cubriendo con su manto los campos de flores, la mayoría de las criaturas del bosque invernaban, esperando la ansiada primavera, el cabello de Azalea y Daphne ahora era de color blanco, era la única estación del año en que su cabello se tornaba de ese color.
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Naida y Dulcina, las hadas que siempre acompañaban a las niñas, volaban detrás de ellas, estaban muy encariñadas con las pequeñas que encantaban a todo mundo.
-Naida dile a mama que tenemos hambre – Daphne giro a ver a su hermosa y pequeña hada de color azul, esta revoloteo sus alas y afirmo, alejándose de su hermosa niña.
-Klous, no tan rapido – grito Azalea, el ciervo corria demasiado rapido – Dulcina, colócate delante de el – le pidió a su hada de color rosado, esta afirmo, colocándose delante de Klous el ciervo, este bajo un poco su velocidad y asi Daphne y Azalea lo habia alcanzado.
-Te atrapamos – gritaron las dos al mismo tiempo, la sonrisa de las dos se escuchaba en todo el lugar, era el sonido dulce y tranquilo.
Naida, el hada de color azul se colocó frente a Anturio, haciendo señas a Faye, el hada de color morado que siempre acompañaba a Anturio.
Faye revoloteo sus alas, causando un tintineo que Anturio había entendido.
-Diles que vayamos a comer – pidió con educación la hermosa Anturio, Naida voló en dirección de las niñas, que jugaban con pequeñas bolas de nieve y con Klous.
-Son hermosas – Fiion se acercó a Anturio, un gran Troll de algunos 3 metros de altura se sentó justo a su lado – traen demasiada alegría a este reino – Anturio sonrió, girando su vista a ese enorme Troll que habia estado con ellas durante mucho tiempo
-Mañana se cumplirán 6 años de ese dia – murmuro Anturio, Fiion cerro sus ojos, soltando un leve suspiro
-6 años desde que los humanos asesinaron a Orión – cruzo sus manos un poco, recordando el día en que los humanos habían entrado a su reino, asesinando a muchas criaturas del bosque que eran inocentes , lastimando a Anturio y sobre todo asesinando a su único hijo Orión – Me alegro de que ya no puedan entrar.
-Orión está en un mejor lugar – Anturio coloco su pequeña mano sobre las enormes manos de Fiion, este sonrió, la princesa de las Dríadas era encantadora y amable, su sonrisa lograba alegrar a todo mundo.
Aun al pasar por esa horrible desgracia, ella no guardaba rencor por los humanos, todo lo contrario a el... Fiion odiaba a los humanos demasiado y esperaba el día para vengar la muerte de su hijo.
-Creo que las niñas no van a venir – Fiion observo a las pequeñas correr entre la nieve, le sonrió a Anturio y camino despacio entre los árboles, escondiéndose para no ser descubierto por Daphne y Azalea, las niñas corrían sin parar, lanzándose con bolas de nieve, Fiion salto frente a ellas, logrando que las pequeñas gritaran de la impresión – las atrape – grito el, tomando a cada una con sus grandes manos, las pequeñas cabían perfectamente en la palma de sus manos, eran demasiado pequeñas.
