(...) correcta...

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Nadie podía creer que Yuri Plisetsky, el joven debutante en la categoría senior, hubiese ganado su primer grand prix final. Y mientras todo eran vítores para Yurio, en su interior, no dejaban de resonar diferentes voces que le recordaban cosas que, en ese preciso momento, en vez de disfrutar su triunfo, lo conflictuaban.

Y allá, donde todos miraban a un ruso orgulloso y contento de su triunfo, su mirada encerraba sentires propios de quien está disperso en un sitio que no es aquí ni allá.
Y eso, era algo que solamente una persona podía notar... El ganador del cuarto lugar.

Otabek sabía que algo no iba bien con Yuri, pero, el bajar al salón del hotel a la fiesta de los ganadores, y no verlo ahí, le hizo renovar sus sospechas acerca de ello. Tras preguntar por él, terminó por pensar que aún podría encontrarlo en su habitación. Y al tocar y abrirle la puerta el ángel atribulado, supo que no había errado su intuición.

—Otabek... ¿Qué haces aquí —cuestionó el rubio, desconcertado?
—No te encontré en la fiesta y pensé que estabas aquí —respondió, agarrando la puerta para impedir que su amigo la cerrara—. ¿Puedo pasar?

—Sí, adelante.

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Cuando la puerta se hubo cerrado, Altin miró que la única luz prendida era la de la mesita de noche, y que el plenilunio era quien alumbraba más el lugar. Ahí, sobre dicha mesita, brillaba, pura e inmaculada, la medalla de oro ganada horas antes.

—¿Sabes qué es lo más gracioso? —dijo Yurio, sentándose en la cama, ataviado con su traje negro, y, mirando la medalla—, que yo gané la medalla, pero no pude lograr que él regrese a Rusia por mí, y... Soy tan patético.

—¿Eso es lo que te tiene así? —cuestionó el kazajo, intentando que no le afectara lo escuchado, y, sentándose a la derecha del ruso—. Justamente pensaba que era lo que te tenía pensativo en el podio...

—Son muchas cosas, creo... Antes de salir a mi rutina, Viktor me pidió que diera lo mejor de mí, y que ganara, porque era la única forma de lograr que Yuri no se retirase —reveló Plisetsky, molesto consigo—, y yo, no pude ignorar sus palabras, creo, y, ahora soy el ganador del Grand Prix. Patético, ¿No lo crees?

La persona correcta en el momento equivocado... Otayuri Yuri on Ice FINALIZADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora