(...) correcto...

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Varios días habían pasado desde la llegada de Yuri a San Petersburgo, envueltos para él en días vagos y vacíos, pero llenos de pensamientos dispersos y memorias de un Grand Prix que fue más allá de solo ser una parte cumplida de su sueño.

En la nueva libertad del rubio y el camino al frente para recorrer, no parecía muy conforme con nada o nadie, y pasaba peleando con todos, aunado a que no entrenaba y conversaba lo mínimo. Sin saber qué hacer, Yakov, apuró a Viktor a regresar a Rusia, para que pudiera hablar con el ganador, en la preocupación del equipo ruso por el secreto de la actitud de Plisetsky.

Y si bien, Otabek le enviaba mensajes a Yurio para saludarlo, el de ojos verdes prefería ignorarlos, en un enojo consigo mismo, y un sentir indefinido hacia su nuevo amigo.

Mientras, en Amaty, Altin iba de decepción en decepción al notar que el de ojos verdes dejaba sus mensajes en visto, sintiéndose culpable por la actitud que tomó con el campeón en el aeropuerto, sintiendo aquel el detonante de la actitud del joven. Y, aunque eso le dolía en el fondo y mucho, por ahora, y con los fuertes entrenamientos a espaldas, sabía que no tenía más que hacer. Ya no.

El colmo para el equipo ruso fue el abandono de Yurio de una entrevista al equipo ruso completo, al preguntarle el entrevistador al joven "Si había hecho nuevos amigos", situación que, lo hizo salir de cámaras e irse, solo para encontrarse a Viktor, quien, recién llegado y habiendo presenciado la situación, solo atinó a decir, serio y reservado.

–Sígueme...

Yuri no puso objeción, para sorpresa de Nikiforov, de seguirlo, hasta la azotea del edificio de la federación rusa de patinaje, mirando las luces a la noche de la ciudad, con el frío fuera, y los dos ángeles, mirándose de frente

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Yuri no puso objeción, para sorpresa de Nikiforov, de seguirlo, hasta la azotea del edificio de la federación rusa de patinaje, mirando las luces a la noche de la ciudad, con el frío fuera, y los dos ángeles, mirándose de frente.

– ¿Qué es lo que quieres Viktor?
–Más bien, ¿Qué es lo que te sucede?
–Nada, no me sucede nada. Déjame de molestar tú también. Sé que Yakov te pidió venir, pero, ya te puedes ir con el katsudon y dejarme tranquilo.
–Yurio, ¿Qué es lo que te pasa? Siempre has sido huraño y enojón, pero, esta vez, no se siente todo ello como parte de tu ser normal, es, como si te molestar algo... algo dentro de ti –terminó Viktor, preocupado, molestando aún más al rubio.
–No me sucede nada; nada. Ya déjame en serio –acabó Plisetsky, y, retirándose, el ojiazul lo detuvo, al expresar algo que solo él conocía...
–Entonces, ¿Por qué no le has contestado ningún mensaje a tu amigo Otabek?

Yuri volteó de golpe, y, dirigiéndose con Viktor, tomándolo de la solapa del abrigo, le reclamó, enérgico.
– ¿Qué quieres con esto, Viktor? ¿Otabek te mandó a decirme esto? ¿ah?
–Otabek me pidió saber si tú estabas bien, porque, desde que nos fuimos de Barcelona, no te has dignado a contestarle los mensajes que te ha enviado. Se preocupó y me envió un mensaje. Y si, Yakov me había pedido venir a verte, pero creía que solo eran cosas de que se te habían subido los humos por tu triunfo, pero, cuando Otabek me contactó, supe que algo andaba mal contigo. Ahora, ¿Vas a decirme que te pasa?
–No hace falta que vengas a preocuparte por mí, cuando jamás lo hiciste antes –respondió, triste Yuri, soltando a Viktor, frente a él.

La persona correcta en el momento equivocado... Otayuri Yuri on Ice FINALIZADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora