...

3.5K 155 2
                                    


—Belén, espera un momento.

—¡Que no! Que no te pienso escuchar. ¿Para qué? Eres un capullo. Lo has

hecho todo para tu propio beneficio. Por un momento he pensado que podía

significar algo para ti de verdad, pero sólo soy publicidad y portadas en las revistas. –

Le miro con frialdad. Estoy tan enfadada que tiemblo—. A partir de ahora, ni me

hables. Somos como dos extraños, ¿te enteras?

Recula. Frunce el ceño. Está molesto de verdad, y apuesto a que es porque

nadie le ha plantado cara de esta manera antes. Antes de que pueda balbucear una

disculpa, me voy. No quiero ni estar en la misma habitación que él.

Javier

Eh... Mierda.

¿Qué ha pasado? ¿Ha escuchado la conversación con Pablo? ¡Estaba fuera de

contexto! Yo no he hecho nada de esto con segundas intenciones. ¿Cómo se le ocurre?

Es verdad que esto me beneficia, pero nunca he hecho ningún caso a Pablo en

este sentido. ¿Y si le digo que pare el contrato y todo lo demás? ¿Servirá eso de algo?

La verdad es que no estoy seguro. Belén está cabreada de verdad, y no es un

cabreo que vaya a desvanecerse con flores y besos.

Joder. Todo estaba bien. ¿Por qué ha tenido que escuchar esta conversación?

Tendría que haberle dicho a Pablo que esto no era parte de ningún plan (que

no lo era), pero me la pela tanto lo que opine él de mi vida y de mi relación con Belén

que no he visto motivo por el que hacerlo.

¡Mierda! Por primera vez he sentido algo por una mujer que no fuese mero

deseo animal y resulta que todo se va a tomar por culo por un malentendido.

Pateo el teléfono. Me hago daño en el pie y grito. Ahora ya no grito de dolor,

sino de exasperación. Grito hasta que me duele la garganta y estoy agotado, y medio

servicio debe de pensarse que me he amputado un pie en mi despacho por el ruido

que armo.

Cuando me relajo, noto que me vibra el móvil en el bolsillo del pantalón. Es

un número oculto. No suelo cogerlos, pero estoy tan cabreado que ni siquiera pienso.

Cuando me llevo el auricular al oído, no reconozco la voz. Espero a que me

salga un operador que quiera venderme un plan de Internet nuevo. Si me cago en sus

muertos, lo mismo logro tranquilizarme un poco más.

Pero no es ninguna operadora sudamericana. Esta voz es de un hombre

español, y suena fría e impersonal.

—Señor Vázquez, tengo un vídeo en mi poder de cierta escena porno entre

unas rocas. Si quiere que le entregue el vídeo, vamos a tener que llegar a un trato

usted y yo.

""La mujer Trofeo""  - Laura LagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora