Fiàlova Smirt (Parte 2)

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El hombre sonrió al espejo, mientras otro hilo se sangre se colaba de su labio inferior. Era gracioso, su propio reflejo le advertía que había incursionado en un juego, que al menos, le daría un dolor de puta madre en su cuerpo y que le costaría el alma en el proceso.

El gruñido del macho a su espalda le hizo voltear y percatarse de la intensa mirada de su amigo; nunca había tenido uno, y la forma en la que el macho le acepto, sorprendió a los dos por igual.

Darkness se acomodo en una de las bancas de los casilleros del área de entrenamiento del equipo humano, mientras observaba la alegría en los ojos del hombre herido.

-Tienes suerte de que llegara a tiempo-. Le dijo. Un gruñido de escapo de su retumbante pecho. -Te odia...-. Recalcó. -...Nunca había visto a Kit atacar a alguien de aquella forma. ¿Como diablos se te ocurre besarla cuando tiene una maldita arma cargada en las manos? Si te soy sincero, estoy impresionado de que no te haya matado-. Le dijo. Era cierto, la hembra le apuntó por más de un minuto mientras le veía con sus pupilas contraídas y sus colmillos a descubiertos; ella sólo soltó el arma y cargo en golpes sobre el Humano, sólo un minuto antes de que el macho entrará en escena y la alejara del hombre, que para ese momento, ya estaba sangrando. Los que más extraño al macho, es que el hombre parecía saber lo que estaba haciendo. Lo que confirmó con sus siguientes palabras.

-Ese es el punto-. El macho le miro como sin se estuviese perdiendo el juicio. ¿Que punto tenía jugar con la muerte, sabiendo que no podías ganar?-. El punto es que ella sabía que tenía el control. Ella sabía que podía alejarme, incluso matarme. Yo quiero que ella sepa que haga lo que haga, ella tiene el control de elegir. Yo elegí dejar mi vida en sus manos; de alguna forma, ella fue capás de dármela-. El macho le vio de forma impresionada. En realidad no sé si está demente o está haciendo lo correcto, pensó el felino. Tal vez la inconsistencia lógica en las absurdas y temerarias acciones del hombre era lo que le tenía constantemente intrigado y cerca de este.

-¿Confías tanto en ella como para darle tú vida, sin saber si en realidad siente algo por ti? Ningún macho o humano es tan tonto o está tan dañado como para hacer algo así.

-¿Lo harías si fuera Kat?- el macho no entendía el punto. Aun así, su respuesta no tuvo titubeo alguno.

-Si.

-Nadie nunca le ha dado una oportunidad a la gatita-. El macho gruño.

-Es porque es un puto dolor de culo-. Afirmó. Dum dejo la gaza ya poco libre del liquido rojo que colaba por su labio partido y enfrento al macho de forma sería.

-A nosotros nos dieron la oportunidad. Ambos sabemos que no la merecíamos, Darkness. Los hombres como nosotros no merecemos nada; tú tienes a Katerine, yo tengo a mi hija y tuve a Anna. ¿Que nos hace mejor que ella? Nunca ha hecho ni la mitad de lo que nosotros somos capaces de hacer, y aún así nos aman..., nos amaron. ¿No puedo yo amarle y hacerle ver que puede confiar y dejarse amar? Nadie le ha dado la oportunidad y por lo que sé, nadie se ha interesado a preguntarle nada-. El macho le contempló con algo de culpa en su rostro, sabía que el humano tenía razón.

-Ella es tú compañera-. El hombre cruzo los brazos y le miro con desafío. El macho sonrió de forma enigmática.

-No soy especie-. El felino sonrió. Eres tan terco como uno pensó.

-¿Cual es el plan? No creo que dejar que te de una paliza cada vez que intentes acercarte sea una buena idea-. Dum bufo con fastidio mientras se sentaba al lado del felino.

Kit. Nuevas Especies. Libro 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora