En ocasiones, las cosas, tal como la sentimos, tal como la percibimos no son más que un simple engaño de nuestra mente. Porque, ¡Vamos! ¿Quien díablos en su sano juicio viviría en un mundo como este por voluntad propia? Las personas creen saberlo todo, creen estar protegidos de su propia naturaleza. Somos lo que somos. Amimales. Animales buscando un sentido a nuestra existencia. Buscando una razón para seguir luchando. Una razón para: vivir.
-¿Que estarías dispuesto hacer por tu hija?- pregunta simple. Sólo un motivo, una razón para existir.
-Todo-. Simple y absoluta. La razón. El porque de un sólo hombre para estar viviendo una vida maldita y desafortunada.
Robert observava al hombre de aspecto simple y mirada retadora, con un toque de pánico, y otro de respeto y temor. No le había visto nunca antes. Pero sí había observado alguno de los machos interactuar con él.
Desde su puesto en los muros la mirada del hombre le atrapo como águila a su presa.
Dumin miraba al hombre de aspecto inseguro y culpable frente a él. Se parecían. Robert le recordaba a sí mismo, le recordaba sus ganas de ser un hombre para alguien a quien no merecía y aun así, tenía la esperanza de merecerlo.
-Quiero a alguien dispuesto a ensuciarse las manos. Quiero tener el control de uno de los nuevos internos las 24 horas del día. Uno de los técnicos nos ha dado información válida sobre algunas instalaciones; se que el maldito sabe más, y esta cubriéndose las espaldas de los demás. Quiero saber, con quien habla, quien le empuja en el comedor, o a quien mira con nerviosismo. No confió en ninguno de ellos-. Dijo. Dumin miro al hombre frente a él. Parecia reaceo a contestar.
-No tengo acceso suficiente para vagar por las instalaciones sin supervición.
-No sera necesario- le dijo con firmeza. -Te reportaras a Darkness o a Justice a travez de mi. Ellos me permitieron hablarte, y hacerte esta oferta.
-¿Que pasa con los demás guardias? los internos nunca confiarían en nosotros de todas formas, seria una perdida de tiempo-. Dijo. Aquello no le parecía normal. La sonrisa enigmática y macabra del hombre transmitió un escalofrío a la columna del guardia.
-Serás otro pricionero mas. Después de todo: ya lo eres-. Robert abrió los ojos y sus su miedo podía ser percibido al instante. "Estoy muerto" pensó.
-¡No pueden hacerme eso! ¿Que fue lo que hice mal? Solo me faltan dos años, dos malditos años. No he incumplido ni una sola norma; ¿Porque...?-. Las protestas del hombre y sus nacientes pensamientos autodestructivos se detuvieron en cuando el alarido del hombre frente a el se escucho.
-¡Silencio! ¿Que no lo vez? ¿En verdad piensas que ellos te traicionarian de esta forma? En primer lugar fue tú desconfianza hacia las especies la que te metió en este embrollo- Dum suspiro. El manojo de miedo y nervios frente al él le miraba de forma interrogativa. -Ellos te quieren fuera de aquí. Pero antes, debes traicionarlos; o, a menos, simular hacerlo. Cuando tengamos lo que queremos: podrás volver con tu hija-. Dum vio como el hombre de apariencia dura y complexión militar lloraba en silencio. No le culpaba, después de todo, él también era humano; quizás más de lo que muchos nunca llegarían hacer. -Justice te ha ofrecido un puesto en las puertas; si así lo deseas, puedes quedarte trabajando con las especies. No tendrás acceso a ninguno de los edificios de seguridad o administrativos, esa seria la única condición.
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Kit. Nuevas Especies. Libro 4
Fiksi PenggemarTomada y usada a voluntad de otros y sin la mas mínima oportunidad de defenderse, ni de los humanos que la mantenían en cautiverio, ni de los machos drogados a los que era arrastrada para las pruebas de reproducción, hacendola sentir débil; Kit se t...