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TAEHYUNG

Abrí los ojos con pereza.
Minjee se encontraba a mi lado, recostada sobre mi brazo, éste estaba ya entumido pero era un dolor aceptable.
Era el tipo de dolor que vale la pena.

Nos habíamos quedado dormidos después de nuestro pequeño encuentro casi ardiente.
Yo honestamente deseaba a Minjee como jamás había deseado a alguien, su cuerpo me llamaba en todas las maneras posibles, sumándole a esto que no nos habíamos visto en un tiempo y tanto mi alma como mi cuerpo la necesitaban.

Anoche no sé que fue lo que me pasó, bueno si sé pero jamás me había descontrolado tanto. Sabía que Minjee aún no estaba lista para esto tanto como yo lo estaba pero no me detuve y mucho menos lo hice cuando ella me pidió llevarla a mi habitación.

Observé su rostro y cómo un mechón cubría sus ojos, no pude resistirme de poner su cabello detrás de su oreja y acariciar su suave piel.

—Me gustaría despertar así todos los días —susurró aún con los ojos cerrados—, haría lo que fuera.

Me acerqué aún más y rocé nuestros labios, Minjee me tomó del cabello con delicadeza y me acercó para besarnos de la manera debida. Colocó su mano en mi pecho el cuál estaba aún desnudo. "Respira y mantente tranquilo, campeón" pensé.
Sus labios eran tan suaves como jamás nada lo había sido, eran mi droga. Nuestros labios se movían al compás del otro, encajaban perfectamente.

Bajé mi mano libre a su cintura y la atraje a mi cuerpo, ella soltó una pequeña risita...

De pronto mi teléfono empezó a sonar. Maldita sea.

—Contesta. —Minjee quiso alejarse un poco de mí pero no la dejé y seguí besándola— Tae, sólo contesta.

Junté nuestras frentes, solté un largo suspiro y me separé de ella. Minjee se levantó de la cama y acomodó su vestido, no sin antes darme una buena vista de sus delgadas y hermosas piernas.
Caminó directo al baño y cerró la puerta. Volví a suspirar y contesté el bendito teléfono. Era Jimin.

—¿Dónde estás, Taehyung? —preguntó, se oía molesto—. No llegaste a casa noche y no es fin de semana por lo que no tienes permitido desaparecerte.

—Estoy en el departamento —dije rascándome la cabeza—, con...

—Con Minjee —me interrumpió—, lo supuse. Ya vas 30 minutos tarde, Sungdeuk está empezando a enojarse, Taehyung. También Namjoon.

—Por favor dime que hoy no había ensayo...

—Corre. —dijo y colgó.

Aventé el teléfono a la cama y me tapé la cara con las manos. ¿Cómo rayos se me pudo olvidar?
Me levanté, corrí al armario y busqué mi ropa deportiva. Me puse la primera camiseta limpia que encontré y unos pantalones. Daba gracias a la vida por tener un departamento con ropa extra. Los únicos que sabían de este departamento eran Jimin, Minjee y yo, sé que no era una buena idea estar ocultando algo a los demás chicos pero por el momento no era tan necesario contarles que tenía un departamento aparte de la Casa Bangtan.

Minjee salió del baño tallándose los ojos y me miró.

—¿Te vas? —preguntó con un deje de tristeza.

Caminé hacia ella, la tomé de la cintura y le dí un casto beso en los labios. Minjee colocó sus manos en mi cara y me acarició. Cerré los ojos y disfruté de su toque.

—Voy tarde a un ensayo —le dije con una mueca—, tengo que correr.

Moví mis manos a su cabeza y le dí un beso tronador en la frente. La oí reírse y por mucho que me pesara, tuve que salir del cuarto dejándola ahí sola.
Tomé mi cubrebocas, lentes de sol, gorra y llaves de la barra y salí de la casa dando un portazo accidentalmente. Me puse todos los accesorios necesarios para no ser reconocido y subí a mi coche. Hace ya unos años había obtenido mi licencia de conducir y gracias a ella ya no solamente tuve a mis carritos de juguete para presumir.

Para cuando llegué a la empresa ya iba tarde casi una hora. Hoy iba a ser un día muy largo.

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