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Miré mis zapatos mientras caminaba por la orilla de la banqueta, intentando mantener el equilibrio.

Después de haber recibido la llamada del chico del restaurante, Kyungju, me había quedado medio paralizada frente a Taehyung mientras el "Te dije que Oppa te hablaría" rebotaba en mi cerebro, intentando procesar las palabras.

Mi cerebro no pudo fabricar algo lo suficientemente adecuado para la situación y menos con Tae escaneándome el rostro. "Número equivocado" fue lo que pude decir al final y colgué el teléfono bajo la atenta mirada de Taehyung.

Me fui de la "Casa Bangtan", como los chicos la llaman, después de eso. Despidiéndome de todos los miembros que aún seguían en la sala con una reverencia y con la promesa de llamar a Taehyung más tarde.

Aún no podía procesar del todo toda la situación, es decir, había conocido a la otra parte de la vida de mi novio, a la que yo siempre había estado oculta. Incluso había entrado a su casa. Y sin obviar el hecho de que todos ellos eran famosos y de que estuve a punto de ser atrapada en su casa por el jefe de ellos. Ah, y el hecho de que mi novio empezaría a tener una relación falsa con una famosa.
Lo normal.

Toda mi cabeza era un revoltijo, no sabía como reaccionar, las palabras correctas no salían de mi boca y si no me iba de aquella casa cuanto antes tal vez mi boca hubiera empezado a soltar las verdades que mi corazón no se atrevía a gritar.

Tal vez hubiera dicho que no me parecía correcto la mentira que Taehyung estaría por protagonizar. Tal vez hubiera admitido los celos que ya le tenía a esa chica sin siquiera conocerla, pues ella si podría ser vista con Taehyung en publico.
Tal vez hubiera admitido que tenía miedo de como iba a terminar todo esto.

Escondida. Esa era la nueva palabra que me describía por completo. Aquel pensamiento de que tal vez yo no era suficiente para él volvió a divagar por mi mente y me hizo sentir un pequeño retortijón en el estómago.

Sentí una fuerza impactar contra mi costado izquierdo, provocando que perdiera el equilibrio al caminar sobre la orilla de la banqueta y haciendo que cayera al suelo. Mis manos pararon mi caída un 70%. Empezaron a escocer y cuando las volteé hacia mis ojos, éstas estaban raspadas y con sangre.

—Oh por Dios, discúlpame.

Unos tenis entraron en mi campo de visión que estaba dirigido al suelo y al levantar mi mirada vi a una chica parada frente de mí, la cual me tendió una mano. Era una chica algo robusta y con aspecto ruda. Podía sentir la presencia de otra persona detrás de mí y me puse alerta. La observé escanearme el rostro durante unos segundos antes de finalmente aceptar su mano con algo de desconfianza. Algo en su forma de mirarme no me gustaba, mas sin embargo, decidí confiar en ella.

—Descuida—contesté—, estoy bien.

Y entonces pasó; al yo sujetar su mano y darme impulso para levantarme, ella abrió su mano y me soltó, haciendo que cayera de nuevo al suelo y dándome en el culo un muy, muy fuerte golpe.

—Si es ella. —dijo la chica con un deje de disgusto en su voz.

Caminó hacia la chica detrás de mí y se cruzó de brazos. Las miré atentamente sin saber lo qué pasaba. Mi corazón latía como loco, de pronto las raspaduras de las manos habían dejado de dolerme y mis sentidos estaban aún más alertas.

—Entonces eres tú. —dijo la segunda chica— Qué decepción.

—¿De qué barrio saliste, zorra?

—¿Disculpa? —a diferencia de mí, ellas parecían saber quién yo era y eso me dejaba en desventaja frente a ambas. Me forcé a levantarme del suelo y a encararlas pero casi al segundo de haberme levantado, la segunda chica volvió a aventarme al suelo. De nuevo paré mi caída con las palmas de mis manos y sentí los cortes en éstas profundizarse. A como pude, reprimí el gritito de dolor que empezaba a taponarse en mi boca.

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