Respiró hondamente. Debía calmar sus nervios y pensar con la cabeza fría, o de lo contrario no sería capaz de aclarar lo que había sucedido.
Era su primer caso, y era natural que estuviera intranquilo, pues el inspector lo llevaba no era, ni mucho menos, amable. Y él tan sólo tenía dieciocho años, así pues, ni bien le miró, le adjudicó el sobrenombre de "mocoso".
Maldito sea el inspector Guren Ichinoise.
-Tranquilo, chico -le sonrió un agente que controlaba el perímetro al ver los nervios que le recorrían-. Seguramente todo haya sido un simple accidente, pero al haber una persona muerta, no podemos simplemente pasar de ello.
-Gracias -dijo con amabilidad y se acercó más al escenario del crimen.
En su anterior vida había sido una majestuosa mansión de blancas paredes, columnas al más puro estilo clásico y hermosos jardines llenos de flores. Todo señalizando la gran fortuna que poseía la familia Hiragi.
Ahora no era más que una casa derruida y consumida por las llamas. Su elegante vegetación había corrido la misma suerte, y solo algunas plantas se salvaban de milagro.
Parecía improbable que fuera accidental. ¿Tan rápido se podían extender sin que nadie diera la voz de alarma hasta que ya era demasiado tarde?
-¡Mocoso! ¡Mira por dónde vas! -exclamó un hombre cuando, ensimismado en sus pensamientos, chocó con él.
No hacía ni falta verle para saber quién era.
-Buenas tardes a usted también -dijo irónico.
-Hyakuya, puedes ir por donde has venido -ordenó-. Este no es un caso donde mocosos entrometidos deban meter las narices.
Le hubiera replicado, sino hubiera sido porque otra cosa llamó su atención.
Más bien, otra persona. Una joven de cabellos violetas que mantenía la mirada bajada, por lo que no podía ver sus ojos, quizá unos años menor que él. ¿Quién sería?
-Eh, ¿a dónde vas? -preguntó Guren, pero poco caso le hizo.
Estaba más interesado en la muchacha que en el gruñón que la policía tenía por inspector.
-¿Estás bien? -cuestionó una vez estuvo cerca de ella.
La joven levanto su mirada, serena pero dolida, y juraría que la había visto antes. En algún sitio se habían encontrado, o quizá la había visto en la televisión...
-No puede ser -sus orbes se abrieron completamente a causa de la sorpresa-. ¿Hiragi Mahiru?
Ella volvió a dejó de mirarle, pero pudo apreciar un rastro de tristeza. Tras unos segundos, la joven respiró hondamente y le volvió a mirar.
-Me temo que no -habló por primera vez-. Soy su hermana, Hiragi Shinoa.
Vaya, se había equivocado. Claro, era más baja que él y Mahiru era mayor, además que sabía que era imposible que fuera ella, pues estaba en el informe que, aunque lograron rescatarla antes de que todo su cuerpo se incendiara, murió por la inhalación excesiva de humo.
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One-shots de: Owari no Seraph
Fanfiction|YuuNoa| Colección de one-shots del anime/manga Owari no Seraph.