Capítulo 15 - "Fuera de Hogwarts"

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La luna llena iluminaba el pasillo, tiñéndolo de un color celeste y apenas dejando a la vista mi ubicación.

A pesar de haber sido castigado, mi gusto por los desolados pasillos durante la noche seguía intacto. Había acabado mi libro, por lo que solo miraba al cielo y contaba estrellas. Igualmente, a pesar de parecer relajado, los nervios se encontraban allí, en el centro de mi estomago. La última carta de Bram me había alarmado. En ésta él decía que nos veríamos pronto y, aunque no sabía bien a que se refería, eso me ponía más que nervioso.

La comunicación con mi padre se había cortado luego de que respondiera a mis suplicas con un cortante y directo no. Todas mis dudas fueron desechadas, pero mi curiosidad seguía carcomiendome el cerebro.

Las pisadas de una persona acercándose me alarmaron. Me encogí, tomando mis piernas y pegándolas a mi pecho, y me arrinconé contra la solida columna, trás una armadura.

—Por Merlín... nunca creí verte así.

Levanté mi vista, ingenuo ante aquella voz y su risa tan familiar. Bramphis me observaba con la mano estirada y una media sonrisa dibujada en su rostro.

—¿Te levantaras o qué? —volvió a hablar con tono burlón.

—¿Q-qué estás haciendo? ¿No estabas expulsado? ¿Volviste a Hogwarts?

Sujete su mano y éste jaló poniéndome de pie y chocando su hombro con el mio. Volvió a reír ante mi lluvia de preguntas y luego comenzó a caminar por el pasillo. Me ví obligado a trotar un poco para alcanzarlo, ya que me llevaba varios metros de distancia cuando noté que mi cerebro no se había dormido.

—Te dije que nos veríamos pronto —dijo manteniendo la vista al frente —, ¿creíste que esperaría hasta el fin de las clases?

—¿Solo viniste a verme, a nada más? — rió y negó con la cabeza.

—Eres listo, Shirton... Vine a buscarte.

—¿Qué?

—Nos iremos de aquí, tu y yo. —paró de caminar —¿No quieres dejar está cárcel?

—¿Por qué? —fruncí el ceño —Yo no vine aquí obligado, Bram.

Él solo asintió y comenzó a caminar de nuevo.

Sabía lo que Bram hacía, él quería huir de su casa, pero no quería hacerlo solo. Bramphis era valiente, pero no tanto.

En nuestros momentos solos solíamos hablar de diferentes temas. Bramphis sabía mucho de mi vida y yo de la de él. Una tarde, mencionó que ya no soportaba su vida, que soñaba con poder huir lejos de todo.

Y entonces me pregunte: ¿qué clase de amigo soy si no lo acompaño?

Bramphis —volteo —, iré.

INHERITORE _ Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora