Capítulo 14 - "No molestes"

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Los dolores de cabeza parecían intensificarse con el paso de las horas. Theodore y Blaise me habían recomendado ir a la enfermería, pero, como la mayoría de las veces, sus sugerencias tuvieron el mismo valor que el papel sanitario del baño.

No quería ver a nadie, sabía que cualquier comentario de cualquier idiota que ubiera fuera me haría explotar, así que decidí que lo mejor era estar en la habitación y no concurrir a clase... ya de paso me ahorraba el aburrimiento de tener que oír a unos profesores amargados hablando de temas inútiles.

Gueriny no decía nada, ella estaba al tanto de que mi carácter no era de los mejores en un día como aquel. Igualmente, se encontraba sobre mi abdomen, con su cabeza en mi estomago, casi llegando al pecho.

Los golpeteos en la puerta hicieron que ambos alzaramos la vista hacia la madera algo desgastada con, en mi caso, el ceño fruncido. Sostuve con cuidado a mi compañera y la coloque sobre las colchas desparramadas de la cama.

—¿Quién? —pregunté sin abrir la puerta aún.

—Soy yo —rodé los ojos y tomé el pestillo.

La puerta se abrió dejándome una vista de su rostro y aquellos ojos algo grandes y rodeados de negras pestañas. Su rostro se alzó con delicadeza, mostrando una sonrisa tímida. La había visto varias veces molestar a otras chicas, y hasta chicos, y ahora su fingida inocencia me molestaba a mi.

—¿Qué es lo que...?

Antes de poder terminar de hablar, la pequeña niña se introdujo a la habitación, observando todo su al rededor.

—Me preocupaba el que no hayas concurrido hoy a las clases.

—¿Crees qué me tragaré eso? —reí. Mala idea, ya que eso hizo que me diese una puntada en la sien, sosteniendome la zona dolida dige: —Apuesto a que estás aquí por mera curiosidad...

—Para tu información sí me preocupaba tu deplorable trasero... claro, además de qué venía a traerte algo.

—Si, claro... No molestes y vete.

—No, es enserio.

—No me interesa lo que traigas contigo.

—¿Aunque sea la carta de tu padre?

Inmediatamente todo mi cuerpo se tenso. Me gire hacia ella, conteniendo las ganas de abalanzarme y golpearla por... no se, solo quería golpearla.

La chica sostenía la carta en su mano derecha y la sacudía en el aire con superioridad, la sonrisa en su rostro y ese aire burlesco que la rodeaba aumentaban aún más mis ganas de arrebatarle la carta y olvidar el lado noble que mi padre me había inculcado sacandola a patadas de la habitación.

Creo que solo Pansy lograba sacar ese lado de mi, porque ni el imbécil de Draco lo había conseguido hasta ahora.

—¿Cómo es que...?

—Tu torpe lechuza la dejó en tu lugar durante el desayuno, y, antes de que la tomará alguién más, decidí traértela.

—¿Qué quieres a cambio? —la desconfianza en mi tono de voz era más que clara, y creo que la pequeña Parkinson también lo notó por la forma en la que aquella sonrisa se filtro en sus labios.

—Nada... —respondió con tono neutro —Ten.

—¿La leíste? —dije mientras extendía mi mano.

—Pues, no... ¡¿por quién me tomas?! —río —Okey, okey... Lo intente, pero parece estar... no se, debe de tener algún hechizo que la verdad no conozco.

—Bien, puedes irte.

La chica se acerco a mi saltando y colocó un beso en mi mejilla, para después salir corriendo de la habitación como niña avergonzada.

Que niña más tonta...

INHERITORE _ Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora