Capítulo 13 - "Cartas"

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La imagen de Potter en el suelo, de la criatura acercándose y del unicornio herido; estas tres cosas no permitían que durmiera por las noches, por lo que últimamente me dormía en clase.

—¡Señor Shirton! —exclamó el profesor golpeando la mesa —¡Señor Shirton, no me ignore!

—Lamento decirle, pequeñín, que el Señor Shirton es mi padre, no yo —ante mi apodo, su cara se tornó de un color rojo carmesí y su mano señalo a la puerta.

—¡Fuera! —gritó.

—¿Seguro, profesor Flitwick?
Digo, no querrá perderse de los conocimientos de un alumno como yo...

—¡Dije largo! ¡Y no quiero oír una palabra más!

Me encogí de hombros con una sonrisa en el rostro y salí dirigiendome a la puerta, todos los ojos se fijaban en mi retirada y, cuando salí, la clase estalló en murmullos, por lo cual se lograba escuchar desde el pasillo los gritos del profesor Flitwick.

Me acomodé en uno de los muros, colocando dos libros bajo mi cabeza. No era cómodo, pero servía para dormir almenos lo que duraba la clase del pequeño Filius.

Estaba cómodo, con los ojos cerrados y listo para dormir, cuando un ruido me hizo sentarme de golpe. Las mejillas de la chica se tiñeron de rojo mientras soltaba un pequeño insulto que no logre descifrar.

—¿Acaso ahora te dedicas a espiarme?

—Claro que no, engreído —respondió con un tono molesto y se acercó a mi ubicación —, solo quería preguntarte algo...

—Adelante, te escucho.

—¿Has tenido problemas para dormir? —dejó salir en un susurro.

—¡¿Y eso a ti qué, niña?!

—Solo me pregunto, todos se lo preguntan, si esa noche, en el bosque, tu no...

—No te interesa, a nadie le interesa, ¿entendiste? —escupí con desprecio acercándome a ella —Mi vida no es de la incumbencia de una sangre sucia como tú.

Tomé mis cosas y emprendi camino por los pasillos sin mirar atrás. Sabía que eso le dolería, un chico de segundo me comento lo mal que se veía cuando Draco se lo dijo. Y en ese momento yo solo quería que ella dejará de hablarme como sea.

Me había sentido descubierto, había sentido que todos podían ver mi miedo, lo mal que me habían dejado lo que había visto aquella noche.

×××

Ate un nudo en el pequeño hilo y se la di a la lechuza.

La lechuza de Theodore me estaba siendo muy útil para enviar cartas a mi padre, o a Bram con quién mantenía una comunicación semanal.

—¡Eh! ¿Quién te dijo que podías usar mi lechuza? —me voltee con una sonrisa, encontrando la expresión bromista de Theo.

—Vamos, no seas egoísta... —dije riendo y tomé a Gueriny.

—¿Enviaste una carta a Bram? —preguntó sin mirarme.

—No —dije, e inmediatamente sus ojos se alzaron y su ceño se frunció —, envíe una a mi padre.

INHERITORE _ Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora