Capítulo uno

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"Me imagino que esto llega al punto en que te cuestionas porque te escribo. Tal vez es porque cuando sabes que sientes algo por alguien es mejor soltar las cosas antes que callarlo. Y aunque no pueda decírtelo exactamente, al menos me consuela escribirte bajo anonimato.

Los otros días accidentalmente observé tu confecion ante Jiwoo, supongo que ya son novios. Felicidades, acepto que hacen una bonita pareja. No sabes cuantas veces te imagine mirándome en la manera que la miras a ella, pero no viene al caso. Les deseo lo mejor, ella es una buena chica y espero que te valore, porque eres una persona maravillosa.

Con cariño, tu enamoradx secretx"

–Esto tiene que ser una broma. –dijo BM un poco desquiciado. Esa era la quinta carta que había recibido durante cinco semanas, una cada lunes. Ya le estaba empezando a cansar el juego de dicho anónimo, tenía curiosidad por saber quién era esa admiradora secreta.

–Por la manera en que se expresa, no parece ser una broma. –contestó J.seph mientras leía la carta que su compañero le acababa de pasar. –Sea quien sea, tiene bonitos sentimientos y buenas intenciones, aunque haya escrito confesión con c de casa. –rio por lo bajo. J.seph tenía una obsesión por la ortografía. –Además, esto no se ve en estos tiempos. Esa persona podría conseguir tu número y coquetear por mensaje, sin embargo toma la molestia de escribirte a puño y letra.

–Punto a su favor. –dijo Jiwoo un poco seria. –Pero esa persona dijo que cuando sientes algo por alguien es mejor decir las cosas antes que callarlo, ¿entonces por qué no lo hace de manera correcta? –comentó mientras limpiaba su sudor con una toalla.

–Quizá tenga sus razones. Ya sabe que ustedes andan, tal vez no quiera interferir en la relación. –expresó J.Seph tratando de encontrarle sentido a la situación.

–Tal vez... –dijo BM guardando la carta junto con las demás que había estado recibiendo.  

Todos dejaron a un lado el tema de la carta y continuaron practicando la coreografía junto a su otra mejor amiga, Somin. Los cuatro estaban apunto de cumplir uno de sus sueños, debutar juntos en el ámbito musical. Los esfuerzos estaban valiendo la pena y no había tiempo para detenerse por tonterías.

Pasaron horas y horas practicando hasta que la obscuridad inundó las calles y los pasillos de la agencia. Era hora de que cada uno fuera a su hogar. Las chicas vivían en sus propias casas, mientras que J.Seph y BM compartían un apartamento en un lugar no muy lejos de la agencia. Así era la rutina.

–¿Qué tal si de camino a casa vamos por unos bocadillos a la tienda de conveniencia? –preguntó un J.seph animado mientras le alborota el cabello a su compañero.

–Vale. Solo dame unos minutos a solas con Jiwoo, necesito despedirme. –respondió BM con una sonrisa. Ya creía saber a lo que se refería.

–De acuerdo. –se limitó a decir J.seph, marchándose y brindándole privacidad a la pareja.

Al final estos tardaron más de la cuenta y J.seph estaba decidido a marcharse. Caminando hacia la salida de la agencia se encontró con Somin. Estaba bastante abrigada, lo que la hacía lucir tierna como un sorullito de canela.

–Te estaba esperando. –dijo dedicándole una agradable sonrisa.

Somin era la más madura y trabajadora del grupo junto con J.seph. A ambos les gustaba mantener orden y sabían tener los pies sobre la tierra mientras los otros... Simplemente eran idóneos.

O así creía J.seph.

–¿En qué le puedo servir señorita? –bromeó tratando de imitar el acento castellano y fallando en el intento.

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