Capítulo tres

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La luz que entraba por la ventana superior de la habitación de J.seph empezaba a perturbar su sueño. Poco a poco fue abriendo sus ojos para que estos se fueran adaptando a la claridad. Eran más de las doce del mediodía, lo que significaba que se había saltado las primeras horas de práctica. Sin duda sería hombre muerto cuando llegara a la empresa.

Intentó pararse de su cama, pero el dolor y el mareo no se lo permitieron. Su cabeza y su cuerpo dolían como si un camión le hubiera pasado por encima. Trató de recordar lo que había sucedido anoche luego de perder el conocimiento gracias al alcohol, pero solo vagos recuerdos de él sollozando y cantando desafinado, fueron los que lograron pasar por su cabeza.

Juró por lo bajo no volver a tomar.

Fuera de la habitación se escuchaban voces y risas, lo que era raro, ya que los chicos deberían estar en la empresa a esa hora. Teniendo éxito esta vez, se puso de pie y se dirigió a la sala; en la misma estaba Jiwoo y BM viendo videos graciosos de gatos mientras comían palomitas de maíz.

—Se despertó el bello durmiente. —dijo Jiwoo echándose un puñado de palomitas a la boca.

—¿Qué me pasó? -—preguntó J.Seph, lo cual luego de unos segundos le pareció algo estúpido porque sabía perfectamente lo que había pasado. —¿Qué hacen a estas horas aquí?

—Bueno, tú tomaste de más. —respondió Jiwoo rodando los ojos. —Y nosotros decidimos cambiar las prácticas para el sábado, ya que no ibas a estar bien para asistir hoy. Gracias a dios el manager estuvo de acuerdo.

—Oh, gracias, supongo. —se limitó a decir J.Seph.

—No creas que te librarás de nosotros, nos debes una conversación al respecto. —pausó.  —Ahora vete a desayunar, te preparé lo de siempre. —dijo Jiwoo con seriedad.

Ella podía ser la menor de todos, pero cuando se trataba de algún tema serio o algo que la preocupara, podía llegar a ser la persona más madura y reflexiva del planeta, tanto como Somin.

—De acuerdo... Gracias por la comida. —dijo mientras caminaba hacia cocina a servirse el desayuno. Huevos revueltos con tocino y dos pedazos de sándwiches, justo lo que le gustaba.

Mientras comía en la mesa, observaba como sus compañeros se despedían con un cálido abrazo que duro un minuto mientras BM le susurraba cosas al oído a su novia. Fue inevitable no sentir celos por parte de J.Seph, pero ya se estaba acostumbrando a verlos y sonreír con falsedad. Cosa que le parecía hipócrita de su parte, sus amigos no merecían eso, pero debía asimilar su realidad e intentar estar de acuerdo con lo que les hacía feliz a ellos, con lo que le hacía feliz a BM especialmente.

Durante todo el día BM había estado evitando a J.Seph; o eso era lo que parecía según él. No le había dirigido la palabra y eso le estaba empezando a preocupar. Tal vez había ocurrido algo anoche de lo que no estaba enterado o quizás estaba siendo demasiado suspicaz.

Pero al final, mantener la distancia era lo mejor para ambos.

El sonido de su móvil interrumpió sus pensamientos y la foto de Somin sacando la lengua apareció en la pantalla. No sabía cómo había llegado esa foto ahí, pero igual se veía adorable.

Buenos días —fue lo primero que dijo J.seph al contestar la llamada.

Buenos días. Me dijeron lo que sucedió anoche. J.seph, le dije que no bebiera, te dije que me llamaras por si algo ocurría. —reprendió como si fuera su madre.

No ocurrió nada. —mintió.

El ya no quería causarle más preocupaciones a su amiga. Parecía uno de esos críos de 10 años que creen que el primer amor de su vida es para siempre y hacen un drama caótico cuando este termina o que tal esos que tienen un simple tropiezo en la vida y ya creen que está culmina.

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