Desde que J.seph tenía memoria, siempre se había considerado heterosexual. No quería asimilar el hecho de que varias veces se vio atraído por el físico masculino, tal vez era normal admirar el físico de otra persona de su mismo genero, tal vez lo era.
O mas bien, eso fue lo que se inculcó en su cerebro durante toda su niñez y adolescencia. En el fondo tenía los prejuicios que ignorantemente la sociedad y sus padres compartían.
Pero las cosas empezaron a descontrolarse cuando conoció a BM.
Hace 2 años atras, J.seph se encontraba sentado esperando su turno para las audiciones de DSP Media. Hacía el número 666, «vaya mierda de suerte», fue lo primero que pensó J.seph en cuanto la asistente le entregó el número.
Todos estaban asombrados por el gran número de allegados a la actividad, tampoco contaban con que se presentarían tantos jóvenes talentosos de todo Corea, incluso extranjeros. Lo que hacía a J.seph dudar de su capacidad en lo que era bueno, el rap. Mientras observaba a todos en la sala practicando y conversando, sentía envidia; todos se veían llenos de seguridad y carisma, cosa que el no poseía.
Odiaba sentirse tan seguro en su zona de confort y cuando llegaba la hora de pararse en público los nervios lo traicionen. Era ridículo y lamentable. Sus inseguridades atacaban simplemente por masoquismo, ya que solía comparar su nivel con el de los demás. Algo que nunca deberían hacer.
Antes de salir a las audiciones en la mañana, había tenido una discusión con sus padres, —otra vez—. Ellos no lo apoyaban en esta ocasión. Decían que su afición por la música y el rap era solo "faranduleo" y deseos frustrados. Le había gritado a sus padres que esta vez iba a conseguir su objetivo: entrar en una agencia.
Durante meses intentó en diferentes agencias pero falló en las audiciones, según el jurado y maestros, debía prepararse mejor en el ámbito musical y personal... Y eso fue lo que hizo. Para incrementar la fluidez, dicción y un poco la afinación, asistía a actividades callejeras de rap porque no podía costear los cursos, y aunque no crean, sirvieron de ayuda. Así que estaba seguro que esta vez lo iba a lograr o no lo volvería a intentar toda su vida.
Ese era el trato con sus padres.
Si no lo conseguía, renunciaría a la música.
Clavó su mirada en el chico con cabello rebelde, aura carismática, bonita sonrisa y ojos alegres que cruzó la sala de espera para sentarse junto a él.
—Me llamo Matthew. —dijo ofreciendo su mano de manera formal. Por su pronunciación se podía deducir que el coreano no era su fuerte. El chico se veía muy tranquilo, mientras que J.Seph apenas pudo pronunciar su nombre. —Te llamas Taehyung, mucho gusto. —sonrío.
—¿Como sabes mi nombre? —preguntó J.Seph mirandolo con confusión, estaba sorprendido. ¿Lo estaban espiando? ¿Ya se conocían de algún lugar? Tal vez de las batallas de rap callejeras pero imposible, jamás hubiese olvidado su rostro...
—Lo dice en la tarjeta que llevas pegada al abrigo. —respondió BM frunciendo su frente de una manera graciosa y soltando una cálida sonrisa, haciendo que J.seph calmara sus pensamientos histéricos.
«No puedo ser mas tonto porque ya pasé los límites.» —pensó J.seph mientras soltaba un gran suspiro.
—Mucho gusto. —comentó y estiró la manga de su abrigo para jugar con ella y sus manos, era algo que hacia automáticamente cuando se sentía nervioso, eso y pestañear 20 veces por minuto.
—Taehyung, desde lejos se nota tu nerviosismo y timidez, así que como tu nuevo amigo te regalaré un consejo; cree en ti, vivetele la presentación que vayas hacer. Canta, baila y rapea como si estuvieras solo en tu casa disfrutandolo, no como si diez ojos te estuvieran evaluando.
—Si fuera así de facil... —dijo J.seph en lo bajo, pero aun así a un tono en que BM alcanzó a escuchar.
—Apuesto que pasaras, eres bueno en lo que haces. —sonrió BM bajando la mirada. —No se si sepas, pero hace poco te ví en las batallas callejeras de rap y quiero dejarte saber que rapeas como un dios y lo que escribes... maldición Taehyung, haces arte.
Las mejillas de Taehyung empezaron a encenderse de un color carmesí, al nivel que tuvo que ocultar su rostro tras la bufanda para esconder el sonrojo. Era la primera vez que alguien le hacía halagos ante su trabajo y lo expresaba de esa hermosa manera. Sentía ganas de llorar, pero de felicidad y satisfacción porque gracias a alguien, sabia que lo estaba haciendo bien y que los sacrificios estaban valiendo la pena.
—Gracias, no sabes lo que en realidad significan esas palabras para mi. Gracias. —dijo J.seph con una sonrisa de oreja a oreja. De una manera u otra ese comentario del chico lo había animado y le había encendido la llama de esperanza que en su corazon se había apagado.
Durante el resto del día, las horas pasaban y el número de personas en la sala disminuía. Ambos se habían mantenido hablando de cosas triviales sobre sus vidas para conocerse mejor. Matthew (BM) le contó que su madre es coreana y su padre brasileño, sin embargo por nacimiento es americano y a eso se debía su rara pronunciación. Por otro lado Taehyung (J.Seph) le comentó que nació en Cheongju y creció en Dangyang, no había nada interesante en su vida, solo que amaba el rap y el cheesecake.
Gracias a BM la espera fue mas llevadera para J.seph.
Al rato, un grupo de chicos empezaron a demostrar sus talentos en la sala, obviamente BM no podía quedarse sentado cuando de alardear se trataba, así que se puso de pie y se unió a ellos. J.Seph solo se dispuso a observar desde su asiento.
Una chica de cabello negro azabache hacia beatbox , mientras BM tomaba postura y hacía movimientos con estilo. Cuando empezó a rapear la primera frase de la canción, los ojos de J.Seph se iluminaron.
En ese instante su corazon se absorbió en las rimas y latió al ritmo del beat.
Desde ese entonces, J.Seph es el más grande admirador de BM.
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¡hola!
¿Les está gustando el fanfic?
¡Quisiera saber que opinan!Perdonen si el capítulo está corto, pero quería hacerlo así para que supieran un poco de como se conocieron Tae y Matthew.
El domingo subiré otro más largo <3
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El Vértigo
FanfictionUna carta generalmente es un escrito que se dirige a una persona para dar noticias, pero él eligió este medio para dejar saber los sentimientos que empezaban a florecer en su interior. Cada vez que tallaba una palabra en el pedazo de papel, el vérti...