Visiones

90 9 2
                                    

Después de haber cenado en los archivos junto a Tom y de haber intercambiado datos referentes a sus familias en la época de independencia, Abbie volvió a su casa. Al llegar no pensó en que Nick la estaba esperando tal cual padre de adolescente sentado en el sillón individual a la luz de una lámpara y con mirada de reproche.

A ella le divertían los "momentos de padre" que a veces tenía, los cuales usualmente usaba en sus subordinados o compañeros más jóvenes que ellos. El que tuviera esa actitud con ella la saco un poco de balance por decir lo menos.

Discutieron, claro que sí. No podía ser de otro modo: ‒ ¿Por qué no aceptas de una buena vez que esto se acabó? ‒ le reclamó Nick, molesto como nunca antes lo vio y al mismo tiempo, con un corazón roto que ella no quería causar. ‒ ¿No puedes simplemente pensar que esto va más allá de nuestros problemas? ‒ le regresó ella, Abbie aceptaba su culpa y no negaría nada pero eso no era lo más preocupante de la situación.

Al final todo les explotó, las inseguridades de él y la infidelidad de ella; los nulos avances en el caso, la presión del trabajo. Fue demasiado para ellos... es demasiado para cualquiera.

Por eso Nick esa misma noche volvió a New York, dejando sobre la mesa del recibidor el anillo de matrimonio. Si Abbie no pensaba arreglar esto, si no pensaba siquiera intentar solucionarlo ¿por qué lo habría de hacer él? ¿Por qué intentaría rescatar algo que no tenía arreglo alguno? Dolía, claro que sí, la mujer que amaba desde adolescente, la misma que eligió para pasar el resto de su vida y formar una familia... no estaba allí, no sabría explicarlo con palabras más precisas que esas... su Abbie no era ella misma desde ese día que despertó exaltada. Y para ser honestos, él tampoco se sentía igual. Lo cual pensaba que era por todas las presiones que tenía que soportar.

Abbie por otro lado, al ver que Nick salió no hizo el intento de detenerlo ¿Por qué lo haría? ¿Acaso tenía motivos? Él tenía razón en molestarse, en estresarse, en rendirse. Ella no estaba bien, o bueno, la situación no era la mejor. Su mente racional le decía que no podía dejar que se fuera, que era su esposo y el hombre que amaba desde chica, que era lo correcto seguir con él... pero su corazón le dictaba un camino completamente diferente y a pesar de la situación, este no apuntaba a Thomas Crane. Su corazón apuntaba al misterio que envolvía su pasado, la ataba a Sleepy Hollow y no quitaba el dedo del renglón que existía algo que olvidaba, algo importante, vital para ella.

Miró con tristeza el anillo en la mesa y con un suspiro dejo al lado de este los dos que ella portaba, el de compromiso y el de matrimonio, tomo su chaqueta, sus llaves y salió de la casa, no se sentía capaz de quedarse ni un momento más allí.

Tarde recordó que Nick se llevó la camioneta de ambos y por lo mismo optó por caminar en el centro del pueblo para despejar la mente y pensar que hacer a continuación. Todo estaba tan extraño, tan descompuesto... tan muerto. Si bien el pueblo no era de una gran vida nocturna, estaba ridículamente calmado y solo ¿no era tan tarde, o sí? A lo mucho eran las 10 de la noche y estaba en el centro de la ciudad, todo estaba cerrado ¿qué estaba pasando?

La noto alterada, teniente ¿sucede algo?

Volteó alterada, allí estaba él de nuevo -la alucinación- Ichabod Crane. Volteó hacia todos lados, seguía sin ver a nadie más además del hombre traslúcido frente a ella que la miraba con una expresión mezcla de preocupación y diversión.

‒ ¿Podrías dejarme de ver como si estuviera loca? Ya...

Ya tuvo suficiente de eso para toda una vida. Lo sé teniente y le pido mis disculpas - reconoció apenado.

‒ Yo nunca eh sido tratada como una loca "Aunque cualquiera que me viera en este momento así me trataría" - completó en su mente, incapaz de creerse que de nuevo estaba hablando con Crane, ese Crane.

Ichabod la miró con una sonrisa conciliadora, se acercó a ella e hizo el amago de tomarla del brazo. Para sorpresa de Abbie se sentía mucho más sólido de lo que esperaba, pero solo lo suficiente para no traspasarla. Quiso quitar el brazo, alejarse, hacer algo lógico acorde a lo que sabía de la situación, pero el toque -por muy superficial que este fuera- la reconforto de tal modo que no esperaba, se sentía segura, a salvo, en casa.

‒ ¿Qué quieres de mí? - estaba más calmada. Ichabod sonrió complacido y también, aliviado.

Que recuerdes, nos recuerdes - su mirada era triste cuando volvió a verla. Abbie sintió que el peso del mundo estaba sobre sus hombros.

‒ ¿Qué esperas que recuerde? No lo entiendo, sé que algo olvidé pero no sé cómo recordar - fue honesta con él, sentía que podía confiarle todo.

Es por eso que estoy aquí, para ayudarte. Pero no puedo hacer todo yo solo... estoy tan perdido como tú, atrapado en el pasado que ya no es mi presente

‒ No lo entiendo ¿cómo esperas ayudarme si estas igual que yo? ¡Es más me siento como loca hablándole a una alucinación!

Es verdad que no soy tan real como quisiera, soy solo el eco de mi persona que está en tu memoria. Por ello debes ayudarme a ayudarte. De ese modo tú me encontraras y podremos regresar

‒ No entiendo ¿regresar a dónde?

Ichabod iba a contestarle, pero de pronto se escuchó el relinchar de dos caballos. Niebla comenzó a llenar el pavimento y las luces parecieron más opacas de lo necesario. Abbie sintió miedo, enojo y dolor; sentimientos que hasta ese momento no le eran del todo conocidos. Ichabod a su lado estaba agitado, hizo el amago de protegerla cuando el sonido de cascos inundo el lugar y dos siluetas a caballo se acercaron a ellos.

Necesitas recordar, necesitas encontrar la verdad. Todo está en el lugar donde comenzó, Abbie - la tomó de la mano ­- encuéntrame

Una vez que dijo eso la niebla se hizo mayor y las siluetas a caballo se acercaron más rápido, Ichabod las enfrento dejándola detrás de él. Abbie quiso decir algo pero para cuando volvió a notarlo, la calle estaba normal. Había personas caminando por ambos lados, los locales abiertos y las luces alumbrando como siempre.

‒ ¿Qué acaba de ocurrir aquí?

Murmuró extrañada, aún tenía la sensación de la mano de Ichabod y las emociones que esas dos siluetas le provocaron. Noto como estaba parada en medio de la calle y comenzaba a llamar la atención, así que tomo rumbo al hotel más cercano y se resignó a pasar la noche en vela intentando descifrar lo que había sido ¿una visión?

‒ Esto cada vez está peor - murmuró resignada a aceptar el hecho de que, desde su regreso a Sleepy Hollow nada volvería a ser igual.


La vida sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora