Cacería y habilidad

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Cacería y Habilidad.


TERESA


No podía evitar el llorar, después de tanto tiempo, aun conservaba ese pequeño punto en la vida llamado compasión por ciertas cosas, aquello que aun la hacía ser "humana", y aun así procuraba eliminar ello, se había vuelto tan perfeccionista en su trabajo que odiaba ese sentimiento que la reprimía en su totalidad, solo deseaba desecharlo y ser la mejor de lo mejor, demostrar que realmente pertenecía a ese lugar que tanto le había hecho perder y ganar al mismo tiempo. ¿Cómo era posible sentir tanto placer al exterminar algo? Simple, era sumamente complaciente el desquitarte con otros de aquello que te ha pasado y no tener que sufrir consecuencia alguna, a menos claro que falles, en ese caso todo se va al carajo.


Cuando finalmente el llanto y la extraña sensación en su cuerpo paro, Teresa decidió ponerse en pie, pero le fue imposible, un mareo repentino le hizo tambalear y caer de nuevo, trato de apoyarse en una mesilla que tenía a un costado, pero de nada sirvió, esta al sentir el toque de su mano instintivamente se partió en pedazos, por lo que mejor se quedó recostada en el suelo tratando de analizar lo que le estaba ocurriendo, tratando de que su pequeña mente le acomodase las ideas y encontrar respuesta a su situación, la cual no tardó mucho en llegar a su conciencia: Sangre vampírica, la adicción de todo aquel de su clan. Pero esta era diferente a la que alguna vez se atrevió a probar, después de asesinar a algún traidor o enemigo de la misma especie. Esta le entregaba una sensación de poder inimaginable, algo que jamás había sentido, era como si le acabasen de inyectar adrenalina pura en su pequeño cuerpo. De un salto se levantó para darse cuenta de que ya había anochecido, era hora de trabajar. Con la energía al cien se preparó llevando consigo un equipo básico de protección por cualquier emergencia, este consistía en un cuchillo militar, una 45mm, un poco de veneno para ratas y un pequeño termo de 450ml que contenía sangre artificial, la cual era usada solo en alguna emergencia para poder escapar.


Como cada noche desde su llegada a Londres, se escabullía sigilosamente entre las terribles calles de ese sitio, en busca de su presa.


NATALIE MARVIN.


Nuevamente las pesadillas la habían despertado del pequeño letargo en que se encontraba, a últimas fechas dormía más de la cuenta, quería reservar energías con su poca cordura, se alimentaba de alguna ocasional rata que llegaba a sus pies para poder subsistir, su captor que aun no mostraba su rostro, no la alimentaba muy seguido, temiendo que esta pudiese escapar. Y de pronto para ella todo se ilumino, ella pudo sentirlo finalmente, alguien había encontrado su diario, y con este la forma de hallarla.


En uno de sus cortos plazos de cordura pura, había extraído un poco de su propia vitae y la introdujo en una pequeña bolsa, esperando que cuando algo le sucediese, alguien pudiera hallarla de este modo.


-Caminad Rápido, cazadora nocturna,


Ente del abismo, enferma del mal.


Anda y caminad rápido,


A nombre de aquel o aquella que te inducirá a asesinarme,


De otro modo no me hallareis


Mi dulce néctar


Sin olor ni dolor,


Avanzad a la inmensidad de este temible abismo de soledad...-


Al sentir la sangre, su sangre reviviendo en otro ente uso su poca fuerza para un solo movimiento, buscando a quien la habría bebido, tratando de hallar a aquella o aquel que sería su salvación, su nuevo mesías. O al menos eso dictaba la poca cordura aun en ella.


TERESA.


~Sácame de aquí~


-¿Eh?-

Mundo de Tinieblas - MascaradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora