Mundo de Tinieblas - Mascarada

Sangre y Coste

10 años después, East End, Londres.

“Londres, X Agosto de 1888, East End.

Habían pasado ya días desde los primeros asesinatos en serie delas prostitutas en East End, el detective Abberline no da con el culpable…
¿Mi nombre? Natalie Marvin, una más del oficio más antiguo del mundo, viviendo cansada de ser follada en los peores rincones de Londres. Harta de tener llena de llagas mi parte intima por las sucias pollas de todos los asquerosos ricos que por unos cuantos peniques y libras nos tratan peor que basura… La vida realmente apesta.
Soy la última de mis hermanas, la última en conservar su apestosa vida, al menos ellas ya descansan, si no en el cielo, al menos descansan.
Solo espero que pronto todo cambie…”

Estas últimas líneas se encontraban escritas en un diario que acababa de encontrar, se encontraban en Londres investigando lo que al parecer era un “inconveniente” para un pudiente que deseaba desaparecer, el nombre del diario correspondía al de su “presa”. Esta era su primer misión sola, no quería decepcionar a Medea, quería mostrarle que después de 10 años ya estaba preparada para poder salir al mundo sola y elegir su camino, que aún no decidía: Quedarse en Alamuth o buscar su propio camino en el mundo exterior, siguiendo claro está, bajo las ordenes de los Raqif, una dura decisión que a final de cuentas la mantendría atada a su pasado y orígenes, que era como ella lo veía.

Hacia dos semanas había dejado su afición a las galletas y había optados por el alcohol, nunca en exceso ya que siempre debía estar alerta, pero nunca desaprovechaba oportunidad alguna de probar un buen vino o un fuerte licor, se había convertido en su pasión, una de tantas que ahora había adquirido. Medea seguía sorprendida como aún vivía como un humano, comía, bebía e incluso algunas veces se daba el lujo de dormitar un poco, por ello había sido elegida para esta misión, encontrar a la “rata” y eliminarla para continuar con otra y así eternamente. Pero algo no cuadraba aquí, la descripción.

“Nuevamente me hallo sola, el viejo que nos cuidaba ha fallecido, hoy le he enterrado, ya no sé qué más hacer, solo se prostituirme y ya no deseo seguir haciéndolo, si tan solo pudiese hallar una buena forma de ganarme la vida, así fuese la forma más ruin y cruel”
-Vaya que os entiendo- Se decía a si misma Teresa mientras seguía leyendo el diario. En este se describía una linda chica de ojos miel y cabello castaño que con escasos 17 años estaba sumergida en la más cruel vida que se podía hallar en ese entonces, buscando de formar un futuro entre la mierda y la basura existentes ahí.

Teresa se hallaba hospedad en casa de una vieja amiga que desconocía su muerte real, simplemente le dio como explicación que la había fingido para cambiar de aires, por lo que esta accedió a prestarle su casa para vivir un tiempo. Teresa mataba dos pájaros de un tiro en este lugar, en primer lugar daba la casualidad que el hogar de su amiga, era ni más ni menos que la original oficina de Abberline durante su época, dos, se hallaba cerca de East End, donde pretendía atrapar a su presa.

La descripción que se le había dado era de una mujer de edad avanzada, corpulenta, de pésimo carácter y al parecer no era perteneciente a la Camarilla, por lo que el regente Tremere a nombre del príncipe contrato los servicios de Alamuth para deshacerse de esa pequeña molestia. Si el diario encontrado le pertenecía a su presa, no cuadraba con su descripción, y si no era así, alguien estaba usando un nombre tan común y fácil de identificar, pero, ¿Cuál era su motivo?, era lo que ella descubriría, así que decidió continuar su lectura, a final de cuentas, tenía toda la noche.

“X Agosto de 1889.

Ha pasado ya un año de los asesinatos, finalmente encontré una mejor vida, Abberline me pidió matrimonio, y he aceptado, espero que esta sea realmente una mejor vida que la anterior, sé que mejorara miles de millones de cosas, solo espero él no se arrepienta de esto.

X Diciembre de 1889.

Algo ha sucedido, no sé qué es, Abbey me ha pedido me quede oculta en casa, no quiere que salga, al parecer es algo malo. He tomado algunos de sus escritos para tratar de averiguar qué es lo que sucede, solo he alcanzado a leer sobre un nuevo asesino, un francés al parecer de nombre Pierre, se rumora busca algo o alguien digno de su extraño linaje, o al menos eso decía ahí.

X Marzo de 1890.

Hoy enterré a mi esposo, jamás creí que algo así sucediera… siempre pensé que esto sería más duradero, si tan solo mi curiosidad no estuviese tan a flote… quizá el…

Abril 1890

Hoy me encontré con el asesino, intente acabar con él, pero fue imposible e inútil, desperté en un charco de sangre, sin ánimos de nada, solo quiero dormir y no puedo, siento que algo está cambiando en mi…

XXXXX

No sé qué día es hoy, solo sé que cada día me pierdo más  sé que estoy cerca de un punto sin retorno, se por lo que leo que han pasado años de la última vez que Salí de casa, el hambre me tiene mal, loca diría yo, las ratas no son suficientes…”

En esta parte las paginas están incompletas, rotas, rayoneadas, imposibles de leer, pero hay una nota final en la que Teresa se interesa demasiado, es como una última voluntad.

“Ayudadme si me veis, ya no sé quién soy, me he encontrado con aquel que me hizo esto, solo me ha dicho que he sido yo aquella digna de su legado, de este conocimiento, solo estoy cuerda por poco tiempo, no sé cuándo vuelva a ser yo, pero si me veis, ayúdame, ya no quiero matar personas, ya no quiero enloquecer, quiero volver a vivir normal, ya que morir como humana me es imposible, ya no lo soy ni lo seré más…”

-Vaya Tía, que si la ha jodido la vida eh… al parecer debo ir a investigar en otras fuentes…- En la parte baja de la última nota del diario había una bolsita pegada con algo extraño, un polvo marrón. Los ojos de Teresa se ensancharon y tomaron un oscuro brillo rojo, su instinto le indicaba lo que era, la tentación era demasiado grande, a pesar de ser sangre seca, el vitae era lo más preciado, el simple hecho de poder lamer incluso solo un poco era tentador. Sus conjeturas ya la habían llevado a imaginar cómo sería el probar la sangre vampírica, además de que no estaba segura de que esta la seria…

Lentamente abrió el pequeño paquetito depositando su contenido en la palma de su mano y lamiéndolo lentamente, cerro sus ojos y alzo su cara al cielo sintiendo un éxtasis infinito, el cual duro tan solo un instante al igual que una Epifanía, sus ojos y boca abrieron de golpe, el dolor era incontenible, insoportable, el llegar de esa nueva sangre que invadía su cuerpo como un terrible veneno, no sabía cómo reaccionar, dolía, dolía mucho, al parecer ese era el coste de haber probado un vitae prohibido, ese al parecer seria la causa de su perdida.

Esa era la sangre y coste del conocimiento. Hasta que simplemente todo se halló en sombras y una fuerte luz iluminando el centro, al parecer una leve visión se apoderaba de ella. En esta todo pasaba rápidamente ante sus ojos, una joven siendo violada y drenada de su vitae, llorando, gritan un nombre ilegible para ella, una grave voz diciéndole “Ya todo está bien, tu eres mi elegida” y en un abrir y cerrar de ojos todo daba vueltas, solo veía ante sus ojos la masacre del hambre, como la joven devoraba la vida de sus presas, el dolor que sentía al hacerlo, todo eso ella también lo sentía, cayo de rodillas al suelo abrazando sus piernas llorando, pero las imágenes no paraban, veía a la misma joven deambular por diferentes escenarios, hasta llegar a una alcantarilla donde se ocultó.
Todo estaba un poco más claro, sabía que ella no era la presa que buscaba, una última visión le mostro a quien debía eliminar: una mujer de cabellos escasos y oscuros con un semblante marcando el placer de hacer sufrir a la gente, aun con su bello rostro daba terror mirarle… y al parecer tenia capturada a la joven que había visto, pidiendo ayuda…

Así como término la visión todo se sintió normal y real, pero, ¿Por qué no podía dejar de llorar?

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Lamento haber tardado en actualizar, pero sobrevivo con paquete de datos (bendito seas movistar) tratare de actualizar mas seguido.
Siguiente capitulo: Lagunas mentales