Capítulo 7

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Correspondió asombrado, sentir su súeter húmedo le hizo dar cuenta que había fallado... había fallado como amigo y eso le daba el título de idiota, según él.

—Ya no llores —La tomó del rostro, pasando su dedo por su párpado inferior.

Lucille se encogió de hombros con vergüenza, el pelirrojo no era el único en sentirse la peor escoria del universo. No le gustaba que se preocupasen por ella, aquello le daba un pensamiento negativo sobre sí misma.

Aunque... Todos de vez en cuando necesitamos un hombro en el cual llorar y unas lágrimas a las cuales secar.

—"No me veas así" —Escribió.

—¿Cómo te miro? —Le preguntó extrañado.

—"Con preocupación, y no quiero eso"

—De seguro piensas que pareces una debilucha, pero las cascadas necesitan del agua para fluir —Tomó sus manos, acariciando sus delicadas palmas.

En ese momento un grito retumbó en el oído de los niños. Bajaron, dejando la conversación a medias.

—Ya está el almuerzo, disfrútenlo —Mencionó Amandine en el comedor con las piernas cruzadas.

Se sentaron uno al lado del otro. Madeleine sirvió la comida para luego retirarse a preparar el postre.

La parisina mayor le hacía señas a su hija, indicándole dónde poner la servilleta entre otras acciones que describían a una dama.

Ella obedecía rodando los ojos, lo consideraba algo agotador e innecesario. Sabía que los modales eran importantes, pero tenía límites, límites que no le permitían alcanzar "la perfección".

—Psst, mira ésto —Le susurró a su amiga.

El niño levantó el mantel, poniéndose debajo de la mesa. Agarró de su mano atrayéndola a sus travesuras, lo cual dejaba en confusión a la niña.

—Debemos tocar los pies de todos, ¿de acuerdo? —Mencionó y el ambiente tomó un aire bromista.

Lucille obedeció por lo que el plan se puso en marcha. Gatearon con rapidez posando sus manos en los tobillos y pies de los adultos.

Querían reír, pero lo hacían internamente. Hasta que los dos fueron jalados fuera de allí, lástima... empezaba a tornarse divertido.

—Niños, nuestros zapatos les van a quedar muy grandes —Pronunció Raoul en tono de burla.

—No lo hacíamos con ese fin —Gruñó su hijo, tratando de soltarse de su agarre.

—Si trataban de espantarnos no lo lograrán, ya habíamos notado su ausencia en los asientos  —Mencionó Ariane.

Luego de ser regañados se sentaron en sus respectivos lugares para comer el postre que minutos luego trajo Madeleine.

Ya empezaba a oscurecer, los parisinos cerraban sus cortinas visuales y otros se encontraban en la puerta de entrada para despedirse.

—Fue un placer venir a visitarlos, volveremos algún otro día —Decía la parisina mayor a los dueños de casa.

A punto de bajar el último escalón, Luci fue detenida con una rosa azulada puesta en frente de ella.

—Gracias por venir —Agradeció Stefan levemente sonrojado.

—"No tenías por qué" —Escribió, recibiendo el regalo.

—Sí debía, eres mi mejor amiga y ahora mi compañera de travesuras —Sonrió, acogiéndola en sus brazos.

Se notaban los sentimientos desbordantes en sus acciones. Aquel abrazo significó mucho, demasiado.

—"Adiós"

Pero nada se le comparó al beso que vino después...

Continuará...

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¡Espero les haya gustado!

AdharaCM

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⏰ Última actualización: Dec 30, 2018 ⏰

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