Nunca Me Olvides [PAUSADA]

Capítulo 8.

Alex.

No debería haberla besado.

Ese fue el pensamiento que se me venía a la mente al ver a Ema reír por una broma de Federico. No es que me arrepiente de haberla besado, más bien diría que Ema es la que está arrepentida, ella está actuando como si el beso que nos dimos ayer nunca sucedió, y pensar que creo que por fin había dado un paso adelante pero parece que sigo estancado en el mismo sitio. Siento como si fuera que lo que pasó ayer fuera una mera ilusión mía o más bien un sueño. Intenté hablar con ella en privado antes de entrar a la escuela pero justo aparecieron sus amigas y la charla nunca se dio. Ahora veo como trata de no hacer contacto visual conmigo y eso me pone furioso. No tiene el derecho de ignorarme.

-Y luego el zombie le apareció por detrás y ¡Ah! Agarró la piba y se la comió. Fue un asco-dijo Camila, esa chica es muy activa para mi gusto.

-¿Quien la entiende? Dice que es un asco pero se la pasó mirando toda la película mientras comia. A mi se me fue el apetito al ver la primera muerte por un zombie-suspira Abril, ella es la más tranquila.

-Como me hubiera gustado poder haberme quedado en tu casa, Cami. Me hubiera divertido escuchando tus quejas de lo feo que es la peli mientras comes unos fideos con tuco-Ema se lamenta apoyando su cabeza en el hombro de su amiga.

-Otro día será-la consuela.

-¿Vos no estuviste con ellas?-le pregunta Federico.

Ema sacude la cabeza.

-No pude, tuve que suplantar a una empleada del restaurante de mis papás que no fue porque tenia que llevar a su hijo al médico. Había mucho trabajo y me ofrecí ayudar.

-Increíble, ¿tus padres son dueños de un restaurante?

-Tienen una pequeña cadena, apenas sólo abrieron tres restaurantes: uno aquí y dos en capital-se encoge de hombros.

Su vida es tan diferente a la mía. ¿Por qué me molesta que sea así?

-¡Sólo tres dices! De seguro que eres millonaria-dice Federico entusiasmado.

-Eso sería exagerar-se ríe.

-Me gustaría ir un día a tu restaurante.

-Serás un invitado de honor. No tendrás que pagar nadita-el rostro de Federico se llena de ilusión.

-¿Y a mi qué? ¿No me invitas?-pregunto irritado.

Ya me tiene harto esta situación.

Todos giran su cabeza hacia a mi, Ema se tensa antes de levatar su cabeza del hombro de Camila y mirarme.

Ahora si que no podrás evitarme.

-¿No me has invitado porque no soy digno de entrar en tu restaurante? ¿Debería ser un peleador profesional que uno ruin de calle?

-Será mejor que bajes un cambio-advierte Camila pero me importa poco lo que diga.

Sólo quiero hablar con Ema.

-Contigo no estoy hablando. Es con tu amiguita-la señaló con el dedo.

-¡Oye, no la trates así!-por fin se digna hablarme.

-Ahora no me ingnoras, ¿verdad?

-¿De qué hablas?-se hace la desentendida.

¡Oh, vamos!

-No te hagas la que no sabe-espeto, enojado.

Una mano se posa en mi hombro. Es Federico.

-Aquí no, hermano-me advierte serio.