CAPÍTULO 4

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Los días en este lugar se me hacían eternos, nunca faltaban las peleas con Alec o los desacuerdos con mi madre, el único lugar cómodo era mi habitación, no hacia nada mas que estar aquí la mayor parte del tiempo, me entretenía viendo una que otra película o leyendo libros. Dean y yo no habíamos podido vernos desde hace 2 semanas, las carreras allá estaban mas intensas que nunca y por ende había mas dinero de por medio. 

Luego de salir de un largo baño de burbujas, me puse ropa cómoda y baje por aquellas escaleras que simulaban ser de cristal, luego atravesé toda la estancia hasta llegar a la cocina y así prepararme algo de comer. Extrañaba mi casa, nunca había que caminar tanto para llegar a la cocina.  

- Señorita Erin ¿gusta que le prepare algo de comer? - Preguntó Anne, la encargada de la cocina, que por cierto era una señora de carácter muy lindo, la única que me caía bien en este lugar. 

- Muchas gracias Anne pero puedo hacerlo sola - Le dediqué una amplia sonrisa a lo que ella asintió y me dejó sola.

Abrí el refrigerador y saque un poco de leche, me prepararía un delicioso licuado de avena, junto con un sándwich. 

Saqué la licuadora y fue inevitable no reírme, realmente era una licuadora ridícula, vaso de cristal y la base bañada en plata. La de mi antigua casa era tan solo de plástico y hacia mucho mejor los licuados que esta cosa. 

-Ahora las locas se ríen solas - Comentó Alec quien tan solo llevaba puesto un pans que le caía por las caderas. Se veía realmente sexy, pero eso no le quitaba lo odioso. 

- Por algo nos llaman locas, Alec - Sonreí ampliamente, mostrandole que su comentario no me había afectado en lo absoluto. 

Alec estaba a punto de decir algo pero mi móvil comenzó a vibrar y lo tomé enseguida. 

Era Dean. 

- Hey, preciosa - Dijo emocionado. Mi corazón latió de tan solo escuchar su voz.

- Dean - Chillé ignorando la presencia de Alec, quien me observaba curioso.

- Te hecho de menos - Murmuró 

- Yo mucho mas - Me alejé de la cocina, no me gustaba que Alec escuchara mi conversación.

- Tengo una sorpresa para ti - Continuó .- Pero debido a que no puedo entrar, tendrás que salir - Soltó de golpe.

Fue lo único que tuve que escuchar para salir corriendo como una loca desquiciada por toda la casa y así llegar hasta la puerta de enfrente. 

- ¡DEAN! - Grité de emoción en cuanto lo vi y no dude en lanzarme sobre él.

- Preciosa, te extrañé tanto - Me envolvió entre sus brazos para luego depositar un tierno y suave beso sobre mis labios. 

- Yo también - Me separé un poco y uní nuestras manos 

- Tengo algo para ti, solo tienes que cerrar los ojos - Me emocione de tan solo pensar en que podría ser esa sorpresa, tal vez un ramo de rosas, un collar, unas botas de motociclista nuevas o tal vez un chaleco, no sé, muchas cosas pasaban por mi mente. 

Cerré los ojos como me lo había indicado y luego deje que su mano me guiara una corta distancia.

- Bien, puedes abrirlos - Dijo luego de varios segundos.

Cuando abrí mis ojos, no podía creer lo que estaba frente a mi. Una hermosa ducati deportiva. La moto que siempre había querido. 

- ¡DEAN! - Grité con todas mis fuerzas

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- ¡DEAN! - Grité con todas mis fuerzas .- ¡No me lo puedo creer! - Mi boca se abrió y mis ojos no dejaban de parecer enormes platos. 

Me acerqué a mi novio y le di un fuerte abrazo. Este era sin duda el mejor regalo que me pudiesen haber dado.

Cuando me separé de él, note a las personas que se encontraban a nuestro alrededor: mamá, Vincent y Alec, este ultimo mirándome con curiosidad. 

- ¡Pero que son esos gritos! - Dijo mamá con cierta alegría.

- Que gusto volver a verla - Saludó Dean a mamá.

- El gusto es mio - Sonrió mi madre de oreja a oreja .- ¡Vaya! ¿y esa moto? - Pregunto con asombro.

- Es un regalo para mi de parte de Dean - Contesté mientras entrelazaba nuestras manos. 

- ¿Así que amante de las motos? - Preguntó Vincent un tanto divertido.

- De todo con lo que se pueda correr - Contesté tratando de sonar un poco amable. 

- ¿Con los pies? - Rió Alec.

Dean no pudo evitar dedicarle a Alec una mirada de desprecio, pero sin embargo permaneció callado. 

- También - Dije con desdén, no le daría importancia a un comentario absurdo, era obvio que con los pies se puede correr, pero yo hablaba de otro tipo de carreras.

- Mi hija es amante de las carreras de autos y de motos - Le contestó mamá a Vincent, ignorando el comentario de mal gusto que había hecho Alec. 

- ¡Maravilloso! yo igual corría cuando era un adolescente, claro que ahora ya no tengo ese toque, espero algún día me permitas ir a verte, sería fantástico recordar viejos tiempos - Dijo Vincent con una gran sonrisa, debo admitir que nunca me paso por la mente que él hubiese sido un corredor. 

El rostro de Alec estaba totalmente serio, creo que le fastidiaba que su papá se interesara un poco en mis cosas y era el momento perfecto para molestarlo. 

- Claro, pronto vendrán buenas carreras - Sonreí siendo un poco hipócrita, quería molestar a Alec por un momento. 

No pasaron mas de treinta segundos cuando Alec dio media vuelta y se marcho, al contrario de mamá y Vincent quienes se quedaron un momento mas con nosotros para luego irse a comer por algún lugar de la ciudad. 

- Al fin solos - Dijo Dean mientras depositaba un beso tierno sobre mis labios. 

- Si, pero ahora lo que quiero es dar un paseo en esa hermosura - Señalé la moto y su sonrisa me hizo saber que el pensaba exactamente lo mismo. 

La tarde sin duda fue increíble, paseamos por toda la ciudad, visitamos lugares hermosos e incluso corrimos un poco en algunas carreteras no muy transitadas, arriesgándonos a que nos atrapara la policía y nos metiera a la cárcel un buen rato o nos sacara un buen billete, pero eso no me importaba al estar sobre una moto, la adrenalina que esta despertaba en mi iba mas allá que cualquier cosa y mas si a mi lado iba el chico al que amo. 

Mi hermanastroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora