51: «El Departamento de Misterios»

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Volamos hasta el ministerio de magia, aterrizamos y entramos a la cabina telefónica.

—¡El que esté más cerca del teléfono, que marque seis, dos, cuatro, cuatro, dos! —ordenó.

Todos estabamos amontonados así que me toco estar enfrente de Harry casi, casi nos besábamos. Esto era muy incomodo aunque podría quedarme así.

El que estaba más cerca era Ron, así que levantó un brazo y lo inclinó con un gesto forzado para llegar hasta el disco del teléfono. Cuando el disco recuperó la posición inicial, una fría voz femenina resonó dentro de la cabina.

—Bienvenidos al Ministerio de Magia. Por favor, diga su nombre y el motivo de su visita.

—Harry Potter, _______ Hamilton, Ron Weasley, Hermione Granger —dijo Harry muy deprisa—, Ginny
Weasley, Roxanne Black, Neville Longbottom, Luna Lovegood…
Hemos venido a salvar a una persona, a no ser que el Ministerio se nos haya adelantado.

—Gracias —replicó la voz—. Visitantes, recojan las chapas y colóquenselas en un lugar
visible de la ropa.

Media docena de chapas se deslizaron por la rampa metálica en la que normalmente caían las monedas devueltas. Hermione las cogió y, sin
decir nada, me las pasó a por encima de la cabeza de Ginny; leí lo que ponía en la primera: «________ Hamilton, Misión de Rescate.»

—Visitantes del Ministerio, tendrán que someterse a un cacheo y entregar sus varitas mágicas para que queden registradas en el mostrador de seguridad, que está situado al fondo
del Atrio.

—¡Muy bien! —respondió Harry en voz alta, y note que Harry se había tocado  la cicatriz—. ¿Ya
podemos pasar?

La puerta de la cabina telefónica se abrió y_______ salió junto a Harry tropezones.

*Narrador*

—¡Vamos! —indicó Harry en voz baja, y los ocho echaron a correr por el vestíbulo guiados por
él; pasaron junto a la fuente y se dirigieron hacia la mesa donde se sentaba el mago de seguridad.

Entraron al ascensor y Harry pulso el botón. La reja dorada se abrió produciendo un fuerte ruido metálico, y los chicos entraron
precipitadamente en el ascensor. Harry pulsó el botón con el número nueve; la reja volvió a cerrarse con estrépito y el ascensor empezó a descender, traqueteando y tintineando de nuevo.
El ascensor se paró, la voz de mujer anunció: «Departamento de Misterios», y la reja se abrió. Los chicos salieron al pasillo, donde sólo vieron moverse las antorchas más cercanas, cuyas llamas vacilaban
agitadas por la corriente de aire provocada por el ascensor.

Harry se volvió hacia la puerta negra. Tras meses y meses soñando con ella, por fin la veía.

—¡Vamos! —volvió a susurrar, y guió a sus compañeros por el pasillo; Bueno, escuchen —dijo Harry, y se detuvo otra vez a dos metros de la puerta—. Quizá…quizá dos de nosotros deberían quedarse aquí para… para vigilar y...

—¿Y cómo vamos a avisarte si viene alguien? —le preguntó ______ alzando las cejas—. Podrías estar a kilómetros de aquí.

—Nosotros vamos contigo, Harry —declaró Neville.

—Sí, Harry, vamos —dijo Ron con firmeza.

la puerta se abrió y Harry siguió
adelante, y los demás cruzaron el umbral tras él.

Se encontraron en una gran sala circular. Todo era de color negro, incluidos el suelo y el techo;
alrededor de la negra y curva pared había una serie de puertas negras idénticas, sin picaporte y sin
distintivo alguno, situadas a intervalos regulares, e, intercalados entre ellas, unos candelabros con
velas de llama azul. La fría y brillante luz de las velas se reflejaba en el reluciente suelo de mármol causando la impresión de que tenían agua negra bajo los pies.

—Que alguien cierre la puerta —pidió Harry envoz baja.

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Lo siento hubo un problema mio se me olvido publicar este capítulo pero ya esta.

:-)

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