"Capítulo Final"

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Después de la destrucción, una tierra nueva emergió del mar, verde y justa. Los cereales comenzaron a madurar en los campos que nunca fueron sembrados. El prado Iðavöllr, en el Asgard ahora destruido, no sucumbió al final de todo. El sol reapareció como Sól, ya que antes de ser tragada por Sköll, había dado a luz a una hija, idéntica a ella. Esta hija virginal reanudará el camino de su madre en el nuevo cielo.

Unos cuantos dioses sobrevivieron a la dura prueba, El hermano de Odín, Vili, los hijos de Thor Modi y Magni, que heredarán el martillo mágico de su padre, Mjölnir, y finalmente Hœnir, que sostendrá la varita y preverá lo que está por venir.

Balder y su hermano Höðr, quienes murieron antes del Ragnarök, emergieron del infierno y se postraron en los aposentos de Odín, el Valhalla de los cielos. Al reunirse en Idavöll, estos dioses se sentaron juntos, discutirán su conocimiento oculto y charlarán sobre muchas cosas que han sucedido, incluyendo el mal de Jörmungandr y Fenrir.

En la hierba encontrarán los tableros de ajedrez de oro, los cuales utilizaron los Æsir, y admirarán esta maravilla. También algunas diosas sobrevivieron, como es el caso de Freya, ya que ella con su familia permaneció aislada de todo y de todos, Frigga también logro sobrevivir junto a otras diosas que permanecieron ocultas durante la batalla por órdenes de Odin.

Dos seres humanos también escaparon a la destrucción del mundo ocultándose profundamente dentro de la madera del Yggdrasil —algunos dicen que en el Bosque de Hodmímir — donde la espada de Surt no tiene poder de destrucción. Fueron llamados Líf y Lífthrasir vivirán en el rocío de la mañana y repoblaran el mundo humano. Adorarán su nuevo panteón de dioses, gobernado por Balder.

Todavía seguirán existiendo muchas moradas que contendrán las almas de los muertos. Según la Edda prosaica, otro cielo existe al sur y sobre Asgard, llamado Andlang, y un tercer cielo sobre este, llamado Vidblain; y estos lugares ofrecerán protección mientras el fuego de Surt quema al mundo. De acuerdo a los dos 'Eddas', después del Ragnarök, el mejor lugar de todos será Gimlé, un edificio más favorable que el sol, cubierto con oro, en el cielo. Allí, los dioses vivirán en la paz entre ellos y con otros. Existirá Brimir, un aposento en Ókólnir ('nunca frío'), en donde una gran cantidad de buenas bebidas serán servidas. Y existirá Sindri, un excelente aposento hecho enteramente de oro rojo, en Nidafjoll ('montañas oscuras'). Las almas de voluntad buena y virtuosa vivirán en estos lugares.

La Edda prosaica también menciona otra morada llamada Náströnd ('playa de cadáveres'). Náströnd será parte del inframundo y será tan vil como extensa: ninguna luz del sol llegará a este lugar; todas sus puertas se ubicarán de cara al norte; sus paredes y azotea serán hechas de serpientes entrelazadas, con sus cabezas mirando hacia adentro, arrojando tanto veneno que correrá como ríos en los pasillos. Los asesinos, los que rompen sus promesas, y los incestuosos nadarán a través de estos ríos por siempre.

Y en el peor lugar de todos, Hvergelmir, los Nidhogg que hayan sobrevivido al Ragnarök, torturarán los cuerpos de los muertos, succionando la sangre de sus cuerpos.

Después de todo, en este mundo nuevo, la maldad y la miseria no existirán más, los dioses y los hombres vivirán juntos en paz y armonía. Los descendientes de Lif y de Lifthrasir habitarán Midgard.

Durante los primeros cien años, Balder el nuevo líder de los dioses, puso un control entre todos los nuevos mundos, trayendo así la armonía a todos, y a pesar de que ahora mortales y dioses podían convivir sin ningún problema, Balder decidió mantener su mundo al margen de los mortales, ya que después de la destrucción los habitantes de Midgard evolucionaron tan rápidamente que es imposible mezclar razas, eso no impidió que los mortales supieran la existencia de los dioses, pero nunca se dejaban ver.

Loki, El Dios del EngañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora