CAPITULO DOS: DE VUELTA A LA REALIDAD

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CAPÍTULO DOS: DE VUELTA A LA REALIDAD.
No me había dado cuenta del momento en el que me había quedado dormido, pase mis manos por mi cabello y cara, mire la hora eran las doce de la tarde mi tío me iba a matar. Me di una ducha rápida y me puse lo primero que encontré, le di un último vistazo a aquella foto que me hizo volar en el tiempo y suspire, volviendo a recordar esa mañana en la que ella había dormido por primera vez en el mismo cuarto fue darme cuenta que quería dormir con ella para siempre en la misma cama, al mirarla levantarse con ese cabello castaño revuelto era una imagen que quería tener todos los días al levantarme. Baje muy deprisa los escalones que casi resbalo, tome las llaves de mi land Rover negra y maneje hasta llegar al restaurante.

-¿Que haces aquí Dylan?- pregunto mi tío sorprendido de verme ahí y yo también lo estaba de verlo sentado en una de las mesas del jardín y el restaurante cerrado.

-vine a trabajar- respondí

-Hijo, ayer fue un día muy difícil para ti, quería que descansaras. Esta mañana no abrí el restaurante por que fui a verla, Dylan y cuando la vi, simplemente no quise abrir- confesó.

-Entiendo, creo que igual la iré a ver- dije dándome la vuelta para ir al hospital.

-¿Estas listo para verla, Dylan?- preguntó mi tío haciendo que parará abruptamente mi paso. Me gire hacia el y le di una sonrisa triste- fue duro para mi, no imagino como será para ti- término de decirme mirándome directo a los ojos.

-Lo estoy tío, siempre estoy listo para verla- dije con una gran sonrisa.

-¿Ah sí? Y por qué cada vez que se iban a ver te peinabas en el espejo por horas?.

Solté una carcajada y volví a caminar hacia el hospital y mientras lo hacía recordé que siempre me preocupe verme bien para ella, y pasaba horas peinando mi rebelde cabello castaño. Era algo extraño, yo lo clasificaba en los tic nerviosos ya que sólo lo hacía horas antes de verla.
En mi campo de visión aparecieron las puertas del hospital, ahora parecían enormes. Tome la manija y me dirigí a la recepción y una chica pasante me atendió.

-En que te puedo servir?- pregunto aquella chica.

-Soy Dylan Brown y vengo a...

-Usted es el hijo de la doctora Brown, algunas chicas pasantes dicen que es guapo y la verdad es que no mienten, viniste a ver a tu mamá?- me interrumpió.

-No, la verdad es que yo vine a...

-¡Hijo! Pensé que llegarías más temprano- me interrumpieron de nuevo pero ahora era mi mamá.

-Me quede dormido- respondí con una sonrisa de disculpa.

-Doctora Brown, su hijo vino a verla, eso es muy tierno- dijo la chica que ahora comenzaba a fastidiarme.

-oh no querida, el no vino a verme a mi, Dylan odia los hospitales y sólo el pisaría a este hospital por causas mayores- respondió mamá, la mire para que apresurara todo esto y me dijera el cuarto de mi novia. Ella entendió y cuando iba a abrir la boca para decirme aquella chica volvió a interrumpir.

-Entonces ¿a que viniste Dylan?- dijo con una sonrisa.

-Habitación 521, Dylan- contesto mamá viendo mi enojo. Camine hasta el ascensor pero pude escuchar algo de la conversación que tuvieron mamá y esa fastidiosa chica antes de que se cerrarán las puertas.

-Su hijo es muy guapo. Dra.Brown algún día me lo presentaría?.

-Recuerdas que te dije que sólo venía por causas mayores, pues su causa mayor es su novia- respondió mamá, las puertas se cerraron por fin. Conocía este hospital a la perfección ya que mamá toda su vida había trabajado aquí.
Cuando estuve en el tercer piso me sentí un poco nervioso, un espejo se presentó en mi camino y me empece a peinar, quería estar guapo para ella. El espejo estaba justo al frente de la habitación.

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