Yo soy tu dueña.

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Cuando tus manos tocan las mías, no hay vuelta atrás.

Vamos a navegar.

A algún lugar.

No importa ya, lo demás.

Sólo tus manos recorriendo todo mi cuerpo.

Cada uno de mis sentidos palpitando a cien.

Mi respiración tranquila, mi corazón sin prisa, pero mi mente desbocandose como nunca.

Tu mirada no me hace nada.

Tus palabras son sólo sonidos.

Tus besos, eso sí me transporta, a un nuevo paraíso.

Tus manos me hacen rozar la locura.

Tus movimientos me llevan al cielo.

y sin querer, encontré palabras para decir lo que quería.

Pero no quise, no quise abrir la boca, nada más que para besarte.

Pues un segundo sin tus labios rodeando los míos es como un derroche de tiempo.

Cada vez que me rodeas con tus brazos es como si estuviera en una selva dorada.

Con tus dedos rozando mi piel veo una cueva llena de placer, en la que todo da igual.

No pienso en nada más.

Ni siquiera me hables.

No valdría la pena.

Concentrate en seguir el ritmo.

Ya no necesito los oídos.

No pienso escuchar lo que sientes por mí, pues me importa poco, yo sólo necesito que me hagas gritar y que yo te haga temblar a ti.

Ya lo sabes, no te declares.

Es inútil escapar

de entre mis suaves manos.

Los susurros no te servirán de nada, sólo la lengua en mi cuello.

No hagas nada más que besarme.

No quiero oirte hablar. Como mucho respirar.

Arrodíllate y pídeme perdón.

Excítame con tu cuerpo y sin amor.

No hay cariño, ni siquiera pasión.

Sólo un juego de niños entre tú y yo.

No hay remedio

para mi obsesión.

Así que sólo concentrate y deja la imaginación.

Deja las palabras.

Deja los sentimientos.

Deja los sueños.

Deja tu vida

y vuelcate en esta preciosa partida en la que nadie sueña, porque

yo

soy

tu

dueña.

Amor: Poemas y relatos cortos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora