salvaje » 박 지민. ๑︎

Capítulo 44: Estoy enamorado.

Jimin estaba parado frente a todos los peones de la estancia. Era más que necesario terminar de una buena vez con las indicaciones. En los últimos días había hecho de todo menos su trabajo. Principalmente por culpa de Hari. Ella se la pasaba metida todo el día en su cabeza, confundiéndolo cada vez más. Luego de que Matt los interrumpiera (sí, el inoportuno de Matt) no habían vuelto a estar solos. Y él tenía ganas de estar a solas con ella. Demasiadas ganas.

—Bien, los reuní porque es hora de repartir los trabajos de ganadería. ¿Alguien quiere algún puesto en especial?. —les preguntó.

—No. —dijeron todos a la vez.

—¿Seguros?. —quiso saber.

—Si. —volvieron a contestar como soldados. Jimin puso los ojos en blanco.

—Ya les dije que no tienen que comportarse como maquinas cuando el señor Seung está aquí. Solo hagan su trabajo como siempre.

—Bien, yo quiero encargarme del marcado de las vacas. —dijo uno de ellos. El joven sonrió.

—Bien, Jay, tienes ese puesto. —dijo contento.

Entonces todos comenzaron a pedir diferentes trabajos. Jimin asentía y asentía, pero ya se estaba mareando con tantas voces a su alrededor. Hasta que todos callaron. Él frunció el ceño, ¿Por qué todos se habían quedado en silencio de tal forma?.

—¿Qué sucede? —les preguntó. Ninguno dijo nada —Oigan, ¿Por qué se quedaron callados de golpe?. —ellos miraban fijo hacia atrás de él. Entonces uno de ellos le hizo un gesto con la cabeza, de que mirara. Y así lo hizo. Se sorprendió mucho al verla allí parada con una media sonrisa en el rostro —Hari... ¿Qué...qué haces aquí?.

—Buenas tardes a todos —dijo ella sin dejar de mirar a Jimin.

—Buenas tardes, señorita —contestaron como coro. Jimin comenzó a sentirse nervioso. Ella estaba allí por alguna razón.

—Siento haber interrumpido su charla... pero necesito hablar unos minutos con su capataz. ¿Me dan el permiso? —preguntó.

—Claro... - Respondió alguien.

—Si, señorita... - Respondió otra persona.

—Lléveselo, ya nos estaba hartando... - Respondió un peón, divertido.

Jimin se giró a verlos con un gesto serio. Todos volvieron a cerrar la boca al instante y se pararon erguidamente.

—Señorita Hari, no creo que podamos hablar en estos momentos. Estoy muy ocupado con el trabajo —dijo él.

—¿Mucho? —inquirió ella y le hizo ojos. El pulso de Jimin se aceleró.

—Pero si ya has terminado de darnos los trabajos —habló Joon.

—Si —dijo él apretando los dientes y con la vista fija en ella. —Terminé de darles los trabajos pero yo también debo trabajar.

—Oh, Jimin, no te preocupes por eso. —siguió hablando Joon. —Nosotros hacemos tu trabajo. No puedes dejar a la señorita Hari con la palabra en la boca.

—Además de que si se tomó la molestia de venir a buscarte, es porque es algo realmente importante. —habló Taehyung, que hasta entonces se había mantenido callado. Jimin lo miró serio.

—Voy a matarlos a todos. —murmuró para ellos. Todos se aguantaron una sonrisa. Jimin volvió la vista a Hari —¿Le parece si hablamos más tarde? —le preguntó.