Cada parte su cuerpo se quejaba. Se sentía tan cansado. Pero extrañamente se sentía bien. Bastante bien. No tenía ganas de abrir los ojos. Pero sabía, o algo le decía, que no estaba en la cama de su habitación. Su cama no era así de cómoda y no tenía aquel agradable perfume de mujer. Respiró profundamente, y entonces abrió los ojos.
Se sentó rápidamente en la cama al observar en que habitación estaba. ¿Cómo demonios había ido a parar al cuarto de Hari? Miró a su alrededor buscándola. Al parecer ella no estaba allí. Se destapó y se puso de pie. Un leve dolor de cabeza lo invadió así que se volvió a sentar. Lo último que recordaba era que estaba en el auto del señor Seung, con la cabeza apoyada en las piernas de Hari. Pero después de eso su mente estaba completamente en blanco. Se miró a si mismo y vio que no llevaba remera. Miró la venda que cubría su hombro derecho y siseó un poco cuando la apretó ligeramente.
La puerta del cuarto se abrió y ella ingresó con una bandeja. Le sonrió al verlo despierto. Jimin frunció el ceño levemente.
—¿Cómo te sientes? —le preguntó amable mientras se acercaba a él y apoyaba la bandeja con el desayuno sobre la mesita de noche.
—Bi... bien —logró decir —Algo confundido.
—¿Algo confundido? —inquirió ella divertida.
Tenía ganas de acercarse a él y besarlo. Pero se aguantó las ganas. Quería que fuera él quien lo hiciera. Se había despertado hacia una hora y al verlo dormir tan tranquilo había decidido ir a prepararle el desayuno y avisarle a Nami en dónde estaba su hijo.
—Si —dijo Jimin y se rascó la nuca —Verás... no tengo ni la menor idea de cómo es que estoy en tu habitación...
Hari lo miró bien y dejó la tostada que había agarrado de nuevo en el plato.
—¿Qué? —preguntó. El chico volvió a rascarse la nuca.
—Lo último que recuerdo es que estábamos en un auto, viniendo hacia aquí. Después de eso mi mente parece estar... vacía.
Ella procesó cada palabra que él acababa de decir. ¿No recordaba nada? ¿NADA? Se sintió terriblemente decepcionada. Pero entonces recordó que él había ido a verla cuando volaba de fiebre. Simplemente estaba delirando. Miró hacia la bandeja sintiéndose una completa idiota. ¿Y ahora que iba a hacer? ¿Decirle que él la había ido a buscar a su cuarto, le había dicho cuanto lo había hecho sufrir y luego la había besado de aquella manera tan tierna? No, simplemente no podía.
—Entiendo —habló y volvió a mirarlo —¿Vas a desayunar?.
Él la miró fijo. Había algo raro en ella. De repente había cambiado su aura. Su linda sonrisa había desaparecido y parecía preocupada.
—¿Cómo llegué aquí, Hari? —quiso saber.
Pudo notar el repentino nerviosismo en ella.
—Yo... dije que te trajeran aquí porque era más cómodo para tu hombro y esas cosas...
—Ah, ¿si?.
—Así es—dijo rápidamente y tomó una tostada para llenarla de manteca y dársela. Él la tomó y le dio un pequeño mordisco —Ya estás mejor, ¿verdad?.
—Al parecer si —le sonrió —Me duele un poco el maldito hombro.
Ella lo miró con ternura.
—De verdad muchas gracias por haberme protegido, Jimin...
—Para eso estoy, enana —le aseguró. Ella sonrió con los labios sellados.
Entonces él se encontró levantando la mano y acariciando su mejilla. Recordó que antes de que la maldita serpiente lo mordiera él iba a besarla. ¿Se hubiese atrevido a hacerlo realmente? Estaba seguro de que sí. Pero entonces tuvo la sensación de que había algo raro entre ellos. No podía explicarlo, no entendía.
La puerta de la habitación de Hari se abrió de golpe y ella entró furiosa.
—¿Qué crees que estás haciendo? —preguntó histérica al ver a Hari arrodillada frente a Jimin y a él acariciando el rostro de ella.
Hari se puso de pie mientras ponía los ojos en blanco. ¿Por qué tenía que llegar ella a arruinarle la vida? Matt entró agitado a la habitación.
—Juro... juro que intenté detenerla. Pero es tan rápida como parece...
Hari se aguantó la risa mientras Saerin lo miraba mal. La morena volvió la vista a Jimin.
—Estoy esperando una respuesta, Park Jimin.—le exigió.
Jimin suspiró y se puso lentamente de pie. Miró a Hari y le dio la tostada que había empezado a comer. Se acercó a ella y besó su frente.
—Muchas gracias —le murmuró antes de alejarse. Se giró a ver a su novia. Era hora de que tuvieran una seria charla. —Vamos abajo, Saerin. Tenemos mucho de que hablar...
La castaña miró asesinamente a Hari antes de salir del cuarto. Jimin salió detrás de ella y cerró la puerta dejando a Matt adentro. El moreno miró a su mejor amiga.
—Dime que te besó.
Hari se sentó lentamente en la cama.
—Si, me besó —le dijo.
La mandíbula de Matt casi tocó el suelo y se acercó rápidamente a ella para sentarse a su lado.
—¡¿Y CÓMO FUE?! —le preguntó emocionado. Hari suspiró.
—Hermoso —dijo simplemente.
—Me muero muerto...
—Pero él no lo recuerda...
—¿Qué? —la cara del rubio cambio radicalmente. Hari lo miró a los ojos.
—Fue anoche, cuando vino a buscarme —le contó —Estaba delirando de fiebre. Y ahora cuando despertó me dijo que... lo último que se acordaba era que estábamos en un auto.
—Eso no puede ser posible, Hari—dijo algo angustiado.
Ella bajó la mirada desilusionada.
—No, Matt, no lo recuerda.
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salvaje » 박 지민. ๑︎
Fanfic✧ park jimin // fluff; drama; romance; eventual lemon. Salvaje, apodo que ella le había puesto un día que ambos jugaban en los matorrales del campo y él se había comportado tal y como ella lo había llamado. -Sé que habrá mucha gente cuidándote -con...