Capítulo I

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Como cada mañana de su vida Simon repetía la misma rutina de siempre, de lunes a viernes este iba a clases particulares por lo tanto sus calificaciones eran excelentes para ser sincero, mejor dicho era un niño prodigio.

Empezó a leer y a escribir desde los 3 años, desde entonces sus capacidades aumentaron, a los 5 años había leído por primera vez el libro Shakespeare de su obra titulada Hamlet , comprendió a la perfección algo que un adulto no hubiese sido capaz de darse cuenta. Y a decir verdad ese era uno de sus libros favoritos.

Su adicción fue principalmente por la lectura envolviéndose así en un mundo entre páginas. Creado solo para el.

Su cuarto era casi por completo una biblioteca, los estantes eran llenados por diferentes tamaños y colores de libros, y estos eran clasificados de acuerdo al género. Misterio, suspenso, romance, terror, obras, literatura oriental, etc.

Todos y cada uno habían pasado por sus manos, leer era su forma de no pensar en el mundo que lo rodeaba, se sentía a veces identificado en algunos personajes.

El estaba fascinado por el mundo de la literatura, no existía libro en su casa que no hubiera leído antes.

Además de ser un genio, recurría a clases aún que ha este no le sentara bien al principio. Su profesor, Peter ; estaba al tanto de el, tenía en cuenta que entendía todo a la perfección, para ser solo un chico de 16 años. Y la primera vez que se conocieron quedo más que impresionado.

Sabía cada fórmula, ecuación y cosas por el estilo. Su cabeza era como una memoria, las oraciones las recordaba justo como lo había leído.

Pero incluso en el había un defecto, odiaba socializar por completo. Así de simple. El odiaba tener amigos.

Tuvo que madurar mucho antes de lo que debía, era demasiado callado y casi nunca intercambio una palabra con nadie. Y si lo hacia, elegía  con cuidado estas.

También iba una vez a la semana con su psicóloga, los viernes por la tarde después de asistir a clases. Esta por su parte, no lograba hacerle decir nada a Simon este solo se limitaba a pensar otras cosas e incluso a ignorarla ha veces. No se sentía cómodo en esa situación.

Y ese mismo jueves por la mañana, su madre; una mujer  muy cariñosa mantenía una conversación estable con el, le preparo su desayuno.

— Como vas con el nuevo libro? —le preguntó su madre. Al otro extremo del comedor la mujer dejo los cubiertos y se limitó a sonreír a su hijo mientras este pensaba en la respuesta adecuada. —

— lo he terminado— respondió Simon. Este que imitaba la misma acción de su madre pero sin sonreír tomo de nuevo los cubiertos y partió un pequeño trozo de huevo para meterse lo en su boca—.

— Lo has terminado? Eso es increíble, dime si necesitas algo más — dijo la mujer. Esta se había terminado su desayuno y recogió su plato de la mesa—

Él limitó la acción pero sin antes haber terminado su desayuno

—Simon.. — lo llamó su madre atrayendo toda su atención en ella— tienes que comer bien.. — su expresión era considerable pero tampoco llegaba a ser deprimida. Estaba preocupada—

— Me he llenado — contesto. Se acomodó los lentes y tomó su mochila en un agarre en una mano para irse a dirigir a la casa de Peter, solo estaba a siete calles. Y el Caminaba en el recorrido —

—Quieres que te lleve? — ella le insistía cada mañana en llevarlo. No cruzaba ni media palabra ni un hola con gente desconocida.—

— negó con la cabeza para luego responder — estoy bien así.

Lector© (Yaoi/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora