11: "Persecución"

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No me he movido de donde me senté desde hace como tres horas, Arturo con Alonso aún no llega y estoy demasiado preocupada, pobre Alonsito se notaba que le dolía mucho y no podía no echarme la culpa porque yo no lo había estado cuidando, pero ya no podía volver el tiempo atrás ahora solo quedaba esperar que él estuviera bien.

El Vicente me había traído un té para que me calmara, pero yo no me calmaba, tenía los nervios de punta, nunca me había pasado una cosa como ésta. Quería demasiado a ese niño y eso era evidente, todos lo notaban, pero ya no me importaba nada más que él estuviera bien. 

La puerta principal se abrió y yo salté de donde estaba. Ahí venía Arturo, María Teresa y Alonsito, éste último traía el brazo enyesado y puesto en un cabestrillo color rojo. Cuando me vio sonrió y corrió a donde mí. Me agaché a su altura para poder abrazarlo.

—Alonsito ¿Cómo estás? ¿Estás bien? — le pregunté mientras acariciaba su cabecita.

—Sí, Cony estoy bien—sonrió— mira, mira tengo un yeso—se soltó de mi abrazo para mostrarme su brazo. Sonreí. Se veía feliz por tener un yeso. Era demasiado adorable, creo que estaba enamorada de este pequeño.

—¿No te duele? —pregunté, nunca me había fracturado pero supongo que debía doler.

—Nooo, no me duele porque soy un niño grande— era muy lindo. En especial cuando sonreía y se parecía tanto a Arturo...

—Constanza tenemos que hablar—dijo Arturo, su voz sonó dura— A mi oficina ahora— ups, creo que alguien estaba en problemas.

—Papi— dijo Alonso—No retes a la Cony, si todo fue mi culpa, yo bajé la escalera corriendo y me tropecé con la alfombra— Arturo le dedicó una sonrisa dulce a su hijo. Era demasiado tierno que intentara defenderme. 

—No te preocupes, Alonso. No la retaré— me dio una mirada de reojo— Vamos Constanza— me dijo. Asentí. Alonso tenía el ceño fruncido.

—Oye no te preocupes, estaré bien— le guiñé el ojo a Alonso, él me dedicó una sonrisa, ji eso era lo que quería, no me gustaba verlo enojadito.  Luego de eso seguí al Arturo a su oficina. Al entrar a la oficina, el Arturo ya estaba sentado en su silla, cerré la puerta y me senté al frente de él. Tenía cara de pocos amigos, creo que sí iban a retar a alguien...— ¿Qué pasa Arturo?— pregunté.

—¿Dónde estabas cuando el Alonso se cayó? — me preguntó fulminándome con la mirada. Su mirada me ponía incómoda, no tenía ni puta idea de qué cosa inventar, estaba como bloqueada.

—Con Vic...tor— mierda casi digo Vicente...— le estaba pidiendo que mañana me lleve a hacer el trámite que tengo que hacer...— Arturo soltó una risa.

—Parece que es importante ese trámite— resopló— la próxima cosa que le pase a mi hijo te despido— dijo amenazante.

—Perdón Arturo— respondí— yo no quería que le pasara nada... estaré más atenta... te lo prometo

—Sí, tienes que estarlo porque es por eso que se te paga— no sé por qué pero el tono de voz con el que me hablaba hacía que me dieran ganas de llorar— Y ya no me llames Arturo, soy don o señor Arturo para ti...— parece que estaba muy enojado conmigo— y en lo que dijiste en la mañana tenías toda la razón, tú eres solo la niñera y yo el jefe así que desde ahora en adelante esa será la única relación que tendremos— mi corazón dolió ante sus palabras, pero estaba bien, era lo mejor, ya me estaba involucrando demasiado con él— ¿Quedó claro? 

—Sí... Ar... Señor Arturo— respondí. No me gustaba que me mirara así, como si me odiara...

—Bien, ahora puedes retirarte...— asentí. Me puse de pie y luego salí de la oficina, me fui a buscar a Alonsito que estaba en su pieza mirando los monitos.

Dangerous Woman || Arturo VidalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora