Llegué a casa, arreglé unos cuantos pendientes, tomé las maletas para colocarlas en la cajuela, cerré bien con llave, me santigüe para comenzar mi rezo de protección, subí a mi auto para irme.
-Por qué hasta ahorita!!? -Dijo mi abuela-
-Se nos paso el tiempo volando, perdón.
-Mamá basta -Dijo mi papá-
-No se manda sola!
-Pero andaba cerca, ella cuándo nos ha fallado?
-Lo siento.
-Sube a tu cuarto hija, descansa.
-Gracias, buenas noches.
Dios... que día, el mejor de todos. -Sonreí- Papacito... -Pensé en Eduardo- Esos hermosos besos me llevarán a desearlo aún más.
Quiero hacer el amor con él, que sea el hombre en quitarme lo casta... embestidas fuertes una y otra vez, besos salvajes, golpes... de todo... y su bendición.(Los días transcurren como siempre)
-Dios mio...tengo que olvidarlo... -Dije frustrada-
-Esa muchacha, no consigo olvidarla! La veo y se enciende la mecha del deseo carnal desenfrenado. Es tan excitante tan solo la idea de saber que ella es virgen... y que podría ser él primer hombre...
PADRE MIO! ME ENCOMIENDO A TI, AYUDAME! -Dijo el desesperado mientras tomaba una ducha- IMPLORO TU MISERICORDIA Y ABSTINENCIA! -Golpeando la pared--Virgencita... perdóname, estoy provocando a un hijo tuyo... ayúdame a no cometer una estupidez de la que arrepentirme no sea lo único. Apartame de esta obsesión sexual, retira a satanás de mi lado... arrancame este lívido. -Haciéndose cortes en las piernas-
(Pasa la semana)
-Abue, voy a misa, vengo al rato.
-Con cuidado.
Llegué a la iglesia, hay poca gente, he tenido mucha tarea, no he dormido del todo bien, me arden un poco los muslos... tal vez sino me cortara sería distinto.
-Lalo, te toca dar la misa.
-Si.
-Lalo... ha llegado una carta.
-Acerca de qué? -Mientras se colocaba la sotana-
-Por fin voy a tener parroquia.
-Te aceptaron como Señor Cura? -Dijo sonriendo-
-Si Lalo, por fin!
-Felicidades! -Abrazandolo- ¿Cuándo te transfieren?
-Dentro de tres días.
-No se diga más, haremos una despedida.
-Gracias.
-Daré la noticia hoy.
-Bien. Iré a cenar. Te veo al rato.
-Bien. -Sale para dar comienzo a la misa-
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Me encuentro sentada esperando la hora, alguien toca mi hombro diciendo:
-Hola linda, ¿Cómo estás?
-(Volteo para mirar a la persona) Eduardo! Padre, bien. Gracias. -Me puse de pie-
Comenzó la misa, cada actividad se llevó a cabo.
-Acerquense aquellos que van a comulgar.
Siempre espero para ser la última. No quiero toparme con las personas...
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Sin Pecado Concebido, Padre...
RomanceElla se ganó el infierno desde la primera vez que él llegó a la iglesia. Cayó en un enredo de pasión, deseo, amor y atracción física por el Señor Cura Eduardo. Él, siempre fiel a sus votos sacerdotales, en sus años de servicio no había caído en la...