-Te quiero en mi... -Susurre a su oído mientras recuperaba el aliento por aquel beso-
-No castaña... -Dijo sin alejarse-
-Eduardo... si podemos...
Nos separamos para subir al auto.
Eduardo tomó marcha del auto, conducio sin decir palabra alguna. Llegamos a un lugar, parece ser un motel.
-(Bajó del auto, cerró su puerta y paso por mi)-
-Baja linda.
-Ok.
Entramos al recinto, él pidió una habitación. Fuimos a ella.
-Entra.
-Ahora qué?
-Siéntate.
-Ahora...
-Sólo hay que hablar.
-Señor cura, yo...
-Se lo quieres, pero escúchame.
-Adelante.
-Si hago esto de nuevo renunciare a mis votos.
-No! Eduardo, no lo hagas. Yo me alejo. Pero tú no de Dios.
-Desde la primera vez que nos besamos debí alejarme y renunciar a Dios.
-Cortemos nuestra relación.
-Castaña, no quiero alejarme de ti.
-Lalo, yo tampoco quiero.
-No quiero dejar mi fe en Dios.
-Mira, si renuncias no te quedarás conmigo.
-No renunciarías a tu profesor?
-No. Yo lo amo.
-Si lo amaras no harías esto conmigo.
-Mi familia no aceptaría que tú como cura renuciaras por quedarte conmigo y yo sería ahora sí la puta!
-Esta es la última tarde juntos.
-Acepto.
-¿Qué? Aceptas que dejemos de vernos.
-Si. Seamos sinceros, yo sólo te quiero para pasar el rato. Eso es todo, yo quería tu verga en mi!
-Cállate!
-Fui tan grandiosa que logré tener relaciones contigo! Follamos y era todo lo que deseaba!
-Maldita!!
En ese instante sentí como me tomó por los hombros para sacudirme.
-Esta vez ganó el mal!
-No digas eso! Carajo!
-Te conozco de pies a cabeza, probé el nectar blanco de la vida.
-Silencio!
-Bien, si esta es la última vez que interesa que te diga la verdad!
-Castaña! -(Tomé a la chica por la nuca para besarla a la fuerza)-
-(No puedo soltarme, su lengua juega con la mia, sus manos recorren mi anatomía)-
-Contenta?
-Estúpido.
-Ya no tendrás perdón de Dios.
-Eso no me importa! Se que el día que muera me iré al puto infierno. -(Sentí como él me arrojó a la cama y se echo encima mio)-
-Yo te abriré las puertas de par en par!
ESTÁS LEYENDO
Sin Pecado Concebido, Padre...
RomanceElla se ganó el infierno desde la primera vez que él llegó a la iglesia. Cayó en un enredo de pasión, deseo, amor y atracción física por el Señor Cura Eduardo. Él, siempre fiel a sus votos sacerdotales, en sus años de servicio no había caído en la...