-Estan deliciosos estos lonches.
-Muy buenos.
-¿Por qué quiere una amiga?
-A veces necesito platicar profundamente con alguien, que no sea un hombre, ellos no comprenden los sentimientos como lo hace una mujer.
-Pero no me conoces, ni yo a ti.
-Oye, te conozco tal y como Dios te trajo al mundo ¿lo olvidas?
-Buen argumento.
-Soy licenciado, ¿Qué esperabas?
-Sorprendeme -Dije sarcástica-
-¿Y tú? Futura psicóloga.
-Que quiere que le diga? ¿Qué eres alguien con cierto apego a su madre? Transferencias? Libido elevado para alguien vetado del placer carnal?
-Llevadita?
-Supera tu falta de apetito sexual que reprimes por moral religiosa.
-Basta.
-Esta bien, basta. -Reí-
-De vez en cuando saldremos, te espero cuando haya juntas, en el grupo de jóvenes...
-No corazón, eso si no!
-Vamos! Habrá encuentro de jóvenes, suelo dar pláticas.
-No cariño, no. Mejor salgo temprano de la universidad para vernos que ir a grupo de jóvenes.
-Eres testadura.
-Sabes, dentro de cuatro semanas es cumpleaños del profesor.
-Que bien.
-Si seré tu amiga necesitas conocerme.
-No quiero escuchar de tu enamorado.
-Ay cura eres perfecto...
-Necesito ir a la iglesia.
-Yo a casa.
-Oye, al otro padre... el nuevo...
-Fernando.
-Si, le has dicho algo? Como lo hiciste con el padre Juan?
-A él no le dije nada.
-Lalo, por favor, seré tonta pero no estúpida. Él sabía lo que estaba por suceder.
-Bien. Tienes razón yo me confesé.
-Y lo haz hecho con Fer?
-No, pero el sábado que fuiste a casa... sospechó que alguien más estaba conmigo.
-Oh.
-En tu casa hay algo?
-Mm... no.
-No mal pensaron?
-Juzgaron a la "indecente mujer" como una puta prostituta sin temor a Dios.
-Fuertes palabras.
-Si.
-Sabes que no eres ninguna... eres mi Magdalena.
-Vamos ya, ¿Si? Tengo deberes.
Nos fuimos del lugar para ir al auto.
-Supongo ya no habrá besos, ¿Cierto?
-...
Tomamos nuestros asientos y puso el auto en marcha.
-Oye.
-Los habría si tú no te orgasmearas!
-Cómo no hacerlo si diste en el punto? Daría lo que fuera por repetir nuestra tarde...
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Sin Pecado Concebido, Padre...
RomanceElla se ganó el infierno desde la primera vez que él llegó a la iglesia. Cayó en un enredo de pasión, deseo, amor y atracción física por el Señor Cura Eduardo. Él, siempre fiel a sus votos sacerdotales, en sus años de servicio no había caído en la...