María Magdalena... Soy yo...

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-Déjame en paz!

-En qué andas metida?

-Nada. Hablaba con un amigo.

-Por qué lo llamasre padre y le hablaste de usted?

-Es juego.

-Se que esta sucediendo, escuché como atacaban a una mujer que se metió con el cura de la parroquia... Maldición María! Eres tú la que se tiró al cura!!

-Silencio imbecil!!! O quieres que sepan con cuantas chicas has estado?

-Cómo sabes eso!?

-Condones en tu cartera?

-Mi que? Y cómo diste con ellos!?

-Me quedé callada puesto que había tomado uno-

-Has tomado alguno, ¿Cierto?

-No.

-A caso lo utilizaste para tirarte al padre!?

-Cállate! 

-María,  ¿A caso perdiste el juicio?

-No puedes juzgarme!

-Sería distinto si te hubieras acostado con el profesor Gerardo... pero al padre? Ni yo soy tan pendejo!

-Sh! Viene papá.

-¿Qué hacen?

-Charlando.

-Si papá. -Respondí-

-Mañana iremos a misa todos.

-¿Por? -Preguntó mi hermano-

-Hay un suceso en la colonia.

-Para eso una misa?

-Si hijo.

-Iré hacer mis deberes.

El día de la misa general llegó.
En lo personal los nervios comenzaron a jugar en mi contra, el miedo se apoderó de mi mente al imaginarme que Eduardo se iría para siempre de mi vida.
Por su parte Eduardo se encontraba orando y pidiendo misericordia a Dios por sus faltas tan grandes, pidió auxilio a la Virgen para que guíe sus palabras y todo quede claro y resuelto.

-Buenas tardes hermanos.

Todos respondimos al señor cura.

-Se les ha citado en general para arreglar y poner en claro que los rumores levantados en mi persona son falsos. Desconozco quién o quienes los iniciaron, sin embargo es uno de los pecados grandes el mentir.

-Pero... y lo que usted hace con esa mujer!? -Cuestionó una persona entre la multitud-

-Qué actos? Adelante, pongase de pie y digalos.

-(La señora no tuvo el valor y se quedó callada)-

-Alguien más?

-A ver padre, el otro día que estaba yo en la notaria escuché claramente que una mujer haría el aseo de su casa. ¿Es ella?

-(Mi mundo se vino a bajo, sentí mi cuerpo helado, la respiración se complicaba un poco y la ansiedad comenzó a salir de mis manos)- (Observé a mi costado y mi familia estaba hablando entre si y mirándome)-

-Señora, efectivamente una mujer estuvo haciendo el aseo de mi casa, nada más eso. ¿Por qué ella ha de ser la culpable de su perversa concepción de la situación?.

-Es una chica joven! -Recalcó la señora-

-Ella no tiene nada que ver. Son falsos testimonios.

Sin Pecado Concebido, Padre...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora