01. Vecinos

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La casa de al lado había estado vacía por dos meses desde que los Lee se habían mudado a otro lugar lejos de Seúl. Había veces que deseaba hacer lo mismo.

Irme de Seúl. Volver a Busan... Pero no era tan sencillo.

Me había despertado tarde como siempre para ir al colegio. Mi padre continuaba tocando la bocina del auto y mi madre gritando para que bajara rápido. Di un salto por la baranda de la escalera cerca del segundo piso de la casa provocando que mi madre diera un pequeño grito, dejando el aire retenido salir al verme caer de pie en el suelo. No es como si fuera una caída desde un punto muy alto, ella solo exageraba con sus reacciones.

— No vuelvas hacer eso en tu vida, Park JiMin si no deseas que deje de pagar tus clases de baile mientras vives bajo mi techo —le di un beso rápido en su mejilla tomando el bolso en su mano que contenía mi desayuno y almuerzo.

— Te amo. Nos vemos mamá —me despedí saliendo rápidamente de la casa.

— Vayan con cuidado —mi madre se despidió de nosotros desde la entrada de la casa y papá arranco dando inicio a nuestro viaje rumbo al colegio.

JiHyun, mi hermano menor y yo nos despedimos de papá al momento de dejarnos delante del gran edificio. Caminamos a la entrada de éste mientras JiHyun me contaba sobre la prueba para el equipo de baloncesto que habría hoy en la tarde para los nuevos ingresos, y que por ello tenía la tarde libre.

— Hyung, nos vemos más tarde —JiHyun se despidió caminando rumbo a su grupo de amigos del equipo de baloncesto mientras que yo me dirigí a mi casillero, no fue entonces que sentí como algo, o mejor dicho, alguien que chocaba contra mí.

— ¡ChimChim!

Reconocí al momento la voz mientras éste rodeaba mi cuello con su brazo, colocándose de ese modo a mi lado.

Era nada más que TaeHyung, uno muy sonriente y sospechoso.

— ¿JiMin trajiste la tarea de matemáticas, verdad? —nos detuvimos en nuestros casilleros que quedaban lado a lado. Mientras sacaba mis cuadernos le pase el cuaderno de matemáticas a Tae, quien lo tomo rápidamente sentándose en el suelo a terminar la tarea.

— ¿Ahora copias mis trabajos? —pregunté con un tono burlón mirándolo desde arriba apoyado en mi casillero cerrado. Tae hizo un ademán con su mano y continúo copiando los ejercicios de la última hoja.

— Sólo me quedé dormido —se excusó. Al terminar me pasó mi cuaderno y comenzó a guardar sus cosas. Cuando estuvo de pie nos dirigimos rumbo a nuestra próxima clase: Matemáticas.

Faltaban cinco minutos para entrar, pero como siempre, Tae tenía que ir al baño cuando menos debía.

— ¿Se puede saber por qué demonios debo de acompañarte al baño? —Tae salió de este con una sonrisa de satisfacción en su rostro.

— No había tenido tiempo para ir en casa.

— ¡Excusas! —lo miré de modo acusatorio. Rodeé mis ojos al ver que se puso hacer burbujas con el jabón de manos—. ¡Deja de jugar! —Tae se detuvo y me sacó la lengua mientras terminaba de lavar sus manos. Salimos del baño justo en el momento en que la campana sonó.

Gracias al cielo el salón quedaba al frente del baño, por lo que al momento en que la profesora llegó nosotros ya estábamos ahí.

Las clases habían pasado normal. Tae estuvo hablándome sobre un documental sobre elefantes que se había quedado viendo hasta tarde la noche de ayer y de que varios chicos se habían inscrito en el club de astrología éste año. Para la hora de almuerzo todo fue igual, o así lo era hasta que llegó la clase de educación física, en la cual fue donde todo sucedió.

T-Shirt « YoonMin »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora