Capítulo 4

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Me siento al lado de Iris, Lucas se ha ido a su mesa, con todos los guardias, mis ojos lo siguen hasta que se sienta, Iris carraspea.

- ¿Por qué lo miras tanto?

-Esto...estoy buscando un momento para agradecerle que no le dijera nada a su superior cuando mi hermano se puso a gritar como un loco delante de la puerta del edificio y lo llevara a verme directamente sin mirarme con cara de malas pulgas.

-Después tengo que ir a visitar a mi hermana.

-¿Tu hermana está aquí?

-Sí, en la planta de abajo.

-Puedes aprovechar ese momento para hablar con él.

-Pero estará en las pantallas, nos ha avisado.

-Yo solo te digo que no habrá nadie que os moleste en toda la planta-dice, giñando un ojo.

***

Estamos en la celda, leyendo, cuando Iris se levanta y deja su libro en la litera.

-Voy a ver a mi hermana, hasta luego.

-Pero, y lo de... ¿Qué vas a...? -se va, dejándome con la palabra en la boca.

***

Me despiertan unos pasos apresurados.

-¡Mierda!

Me giro hacia la voz, sentándome, Lucas está en el último escalón de la escalera antes de llegar a la planta

-¿Sabes dónde están?-me pregunta, con la cara más seria que le he visto hasta ahora.

Miro a mi alrededor, no hay nadie, ¿Qué has hecho Iris?

-No

­-Les he visto correr por las pantallas, suponía que Iris vendría a por ti para decirte que iban a hacer algo o que estarían aquí, bueno, voy a buscarlos.

-Espera...-digo-se queda quieto en el segundo peldaño, gira la cabeza hacia mí-Te...te acompaño.

Subimos al ascensor

-El sótano, allí no hay cámaras-asegura Lucas

Pulso el botón

***

No se equivoca, a medida que bajamos pisos la música y el griterío se escuchan mejor.

Salimos del ascensor, hay humo de colores, gritos, gritos, y más gritos, música a tal volumen que ensordece, una nube

rosa me tapa, pierdo de vista a Lucas, lo último que me dijo antes de moverse fue, "voy a acabar con esto".

Voy a la tarima que hay en medio de la habitación para ver mejor, pero, a mitad de camino, tropiezo con el cable de una de las máquinas de humo y me caigo, alguien me pisa la barriga con el tacón de su zapato, intento levantarme, pero, cinco personas borrachas que hacían una conga caen en mis piernas, siendo yo la última parte de este doloroso sándwich, oigo dos crujidos, mis piernas, un dolor intenso pasa por todos los rincones de mi cuerpo, las personas que estaban encima de mí, se van sin mirarme siquiera suelto un grito desgarrador, pero, por culpa de la música, nadie me oye, alguien me pisa las piernas, me cuesta respirar, por el humo, me duele la cabeza, no me puedo mover.-Lucas-digo, sin fuerzas, notando, como las lágrimas me mojan la cara.

-Jane, ¡Jane!, ¡¿Dónde estás?!

Esa voz... ¡Lucas!

-¡Lucas!-grito, con toda la poca fuerza que me queda.

Oigo unas pisadas cerca de mí, Lucas se acuclilla a mi lado.

-Jane, ¿estás bien? -me pregunta.

Quiero asentir, pero no puedo, estoy demasiado mareada, así que, solo pestañeo, para que vea que estoy viva y cierro los ojos, agarrándome a su cuello cuando me aprieta contra él para cogerme en brazos, dejando que el aire sostenga mis piernas.

-ocúpate tú de ellos –Le ordena Lucas a alguien a través de un microfonito que lleva colgado en el bolsillo delantero de la chaqueta del uniforme cuando estamos en el pasillo, alejados del alboroto.

-Deberías ir, necesitará tu ayuda-mascullo.

Cuando llegamos a la enfermería Lucas me tumba en una camilla. Una aguja se abre paso en la piel de mi brazo

-Ahora vuelvo-oigo que dice Lucas, extrañamente lejano.

-Vale-digo, con un hilo de voz, hago una mueca que pretende ser una sonrisa sin enseñar los dientes, pero no si estiro lo suficiente los labios.

Parece que sí lo he hecho o lo interpreta, porque su sonrisa es lo último que veo antes de quedarme dormida.


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