Capítulo 2

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—¡¿Cómo podéis ser tan descuidados?!

Los nudillos se apretaron contra el cristal de la mesa volviéndose blanquecinos debido a la presión que el líder ejercía sobre ella. Su mandíbula estaba apretada, pero aún así no se podía decir que estaba enfadado.

—Namjoon, nosotros... –Intentó articular el pequeño del grupo.

—¿Qué habéis hecho con ella? –Interrumpió él, pasándose las manos por los mechones de pelo rubio casi plateado. Estaba apretando los labios mientras tanto y parecía simplemente preocupado y agotado de la situación, lo cual no tenía ningún sentido. Ellos hacían siempre todo absolutamente perfecto y sin un mínimo error. Esta había sido la primera vez.

—¿Qué vamos a hacer? La matamos. –Respondió de nuevo Jungkook dando un gran suspiro.

—Joder, esa chica no había hecho nada... Pensaba que sólo matábamos a quién debíamos. –La voz profunda y grave de Kim Taehyung resonó por toda la estancia. -Eso es injusto, es... Es quitar una vida, no es cualquier cosa.

También se oyó una risa irónica, jactándose de su sensibilidad, salida desde lo más hondo de la amargura. La de Yoongi.

—¿A estas alturas aún piensas así? Has matado con tus propias manos a tantas personas que seguro que no puedes recordar ni cuántas han sido. –Le respondió con una sonrisa ladina. El castaño apretó la mandíbula y las venas de su cuello se marcaron aún más cuando sus fosas nasales se abrieron más de lo normal, dándole una mirada al pelinegro que parecía querer acabar con él ahí mismo.

—¡He matado a personas que de alguna manera se lo merecían porque habían hecho algo, no a personas inocentes! –Siempre había sido una persona extrovertida y expresiva, pero Taehyung parecía no aprender que convivía con auténticos asesinos a sueldo a los que no les importaba qué tenían que pisotear para llegar hasta donde querían.

Y peor, parecía no darse cuenta de que él mismo era uno de ellos, que él también mataba y acababa con la vida de personas día tras día. Parecía querer vivir en su propio mundo sin asimilar que la realidad era esa, que ese era su trabajo y que esas personas a las que llamaba asesinos no eran más que sus compañeros de crímenes, en los que él también participaba.

—Taehyung, eres un asesino. Eres un puto criminal, igual que todos nosotros, asúmelo de una jodida vez. Sabes de sobra lo que hacemos y quiénes somos y tú también lo haces. Aquí no hay sitio para los remordimientos ni para echar de menos a tu familia. –Volvió a hablar Yoongi. De alguna manera, le gustaba provocar a las personas así, disfrutaba viendo cómo los ojos de su amigo echaban fuego y se levantaba para cogerlo de las solapas de la chaqueta de cuero. Era mucho más bajito que él, pero era dos años mayor que él y también llevaba más tiempo metido en esto, así que tanto él como Taehyung sabían quién tenía la sartén por el mango.

La respiración del chico con piel bronceada era irregular, su pecho subía y bajaba y tenía su labio inferior atrapado entre sus blanquísimos dientes. Yoongi sonreía con superioridad.

Antes de que pudiera pasar nada, Jungkook se apresuró a tirar del cuerpo de Taehyung hacia atrás para que soltase al otro.

—Ya está bien por hoy. Dejad encima de la mesa las tarjetas de crédito de los millonarios de hoy o lo que hayáis cogido e id a descansar. Mañana hay cosas que hacer. –Cortó la tensión Namjoon. Dicho eso, salió del gran despacho de camino a su habitación.

Jungkook dejó la cartera de Doyanari encima de la mesa y salió también. Estaba agotado y aunque no lo hubiese dicho, se sentía más un asesino que nunca después de oír las duras, pero ciertas palabras tanto de Taehyung como de Yoongi. El castaño tenía razón, habían acabado con una vida inocente, que no debía pagar por nada, pero por otro lado, Yoongi también estaba en lo cierto. Este era su trabajo y esa pobre chica, de alguna manera, les habría obstaculizado llegar a dónde querían y eso, por supuesto, es una norma irrompible.

Game of Alleys  -Min YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora