22:13, Distrito Dongdaemungu, Seúl, Corea del Sur.
Taehyung se pasó la lengua por su labio inferior, con un creciente nerviosismo. Estaba de pie, frente a la puerta de la gran casa en la que los siete vivían.
Llevaba preparado desde hacía más de media hora, esperando al resto. No solía ser tan excesivamente puntual, más bien, todo lo contrario. Se distraía con una gran facilidad y por ello, muchas veces se retrasaba. Siempre tenía la cabeza en cualquier lugar menos en el que estaba.
Daba pequeños suspiros, tranquilizándose. El papel que tenía que hacer esta noche era casi el más importante, por no decir que lo era. Y hacía muchísimo tiempo que a Taehyung no le tocaba un puesto de tal importancia. De hecho, habían pasado meses desde que su trabajo no era cubrir las espaldas a sus compañeros. Normalmente, su puesto era cuidar de que nada saliese mal. Últimamente, se sentía como si sólo sirviese para hacer el trabajo sucio.
Desde que había entrado, Namjoon se había dado cuenta de que Taehyung tenía una enorme parte sensible llena de empatía, pero también había una parte oscura en él. No siempre la mostraba, pero cuando lo hacía podía llegar a dar verdadero pavor, incluso a cualquier criminal. Sin embargo, el chico de pueblo –como se le conocía los primeros días–, había conseguido explotar esa parte sangrienta y sádica hasta el punto de transformarla en su arma más letal con una pistola en la mano. Había conseguido controlar su carácter y sus emociones, ahora estaba seguro de cómo debía actuar, qué hacer y la manera en la que debía comportarse en cada ocasión. Se había convertido en una moneda, con cara y cruz, pero lo bueno de eso es que sabía diferenciar perfectamente lo malo de lo bueno y no dudaba en manifestar su opinión cuando algo no le gustaba. Era irónico que él y Yoongi fuesen los encargados de someter a torturas a ciertas víctimas que debían confesar. Ellos eran los encargados de sonsacarles la información utilizando el sufrimiento físico como medio.
Después de lo que al castaño le parecieron miles de horas, al fin aparecieron sus compañeros situándose a su lado. Primero pudo ver la silueta de Yoongi, él sí era muy puntual, había llegado exactamente a la hora que habían acordado, ni un minuto más ni uno menos. Detrás de él aparecieron Jin, Namjoon y un par de minutos más tarde, Jungkook, Jimin y Hoseok, este último caminando con parsimonia hasta la entrada de la casa en la que los demás esperaban con impaciencia. Hacía mucho que no iban vestidos así, parecían simplemente estudiantes coreanos que iban a salir de fiesta un viernes por la noche. Vestían pantalones rasgados, camisetas a rayas y de colores, gorras y gafas redondas, de esas que se llevaban tanto. Todos tenían piercings en las orejas, lo cual les daba un aspecto mucho más juvenil y atrayente.
— Joder, ya no me acordaba de lo que era llevar vaqueros. –Rió Jimin, señalando sus pantalones negros ajustados y llenos de cortes, totalmente a la moda de esos días. Sólo tenían permitido vestir como quisiesen en vacaciones y cuando no estuviesen trabajando fuera de la casa, específicamente. A partir de la ropa se podía adivinar fácilmente la edad, además de que eran un grupo organizado, debían saber en todo momento el aspecto de sus compañeros por si algo pasaba, ya fuese un vestuario de incógnito o las prendas de marca que solían utilizar. Ese era otro requisito, sus víctimas eran millonarios que siempre iban trajeados y para poder moverse en su ambiente, debían hacer lo mismo.
— Bueno, tenéis todo claro, ¿no? Creo que el plan está perfectamente organizado. –Se aseguró el líder.
Ninguno tuvo una sola duda, así que, tras cruzar el umbral de la puerta y dejar la seguridad activada, se subieron al gran coche negro, cruzando Seúl hasta llegar al club donde se cometería el asesinato. Las luces de la ciudad que nunca duerme se reflejaban en el cristal, creando un cúmulo de iluminación que brillaban sobre las pupilas oscuras de Yoongi, que miraba al exterior desde su ventanilla.
ESTÁS LEYENDO
Game of Alleys -Min Yoongi
FanfictionEn la noche y sombra de Seúl, entre los suburbios de los barrios más ricos, en la zona oscura, entre un dinero incalculable y tras haber pasado de todo para estar dónde están, se encuentran unos profesionales del crimen oculto. Bienvenido a la mafi...